lunes, 24 de noviembre de 2008

2009: Año clave para la meta de inflación

La meta fijada por el Emisor es acertada y permite retomar credibilidad.

El viernes pasado se cumplió una de las reuniones rutinarias de la Junta del Banco de la República, pero ésta tenía una finalidad muy importante: fijar la meta de inflación para el año 2009, o para ser más precisos un rango dentro del cual se espera esté la inflación. Esta meta es importante para la fijación de diferentes precios, como por ejemplo los ajustes a los arrendamientos.

Pero más importante aún para la economía es que la meta se convierte en la referencia para la formación de expectativas sobre el comportamiento futuro de los precios en el país. Por ejemplo, si los empresarios esperan que la inflación sea alta, incrementarán sus precios de acuerdo a esa inflación esperada; si los trabajadores esperan que la inflación sea alta, exigirán un incremento en los salarios acorde. Por el contrario si se espera que los precios no crezcan tanto, entonces los aumentos en precios serán moderados y las aspiraciones salariales no serán tan altas.

La meta de inflación del Emisor, cuando es creíble, sirve como guía para la formación de expectativas de los ciudadanos, pero si no es creíble, no se tomará en cuenta por parte de los empresarios ni por los asalariados.

Es importante tener en cuenta, que la meta de inflación es una intención por pronosticar el comportamiento futuro de los precios, los cuales dependen de varios factores. La inflación no se puede determinar por decreto. Así la meta que establece la Junta del Banco de la República corresponde a un pronóstico.

En general cuando cualquier entidad da proyecciones enfrenta un problema de credibilidad. Si las proyecciones no se cumplen, la siguiente proyección pierde credibilidad y el público no emplea esa información. Si las proyecciones se acercan a la realidad, es una fuente de información importante para tomar decisiones.

Este año la inflación estará un par de puntos porcentuales por encima del rango meta fijado por el Emisor. En el 2007 la inflación fue 1,2 puntos porcentuales por encima del rango de inflación. Es decir, en diciembre se cumplirán dos años seguidos en los que no se cumple la meta. Estos dos últimos años contrastan con lo ocurrido en el 2006, 2005 y 2004, años para los cuales la inflación se encontró en el rango fijado como meta de inflación por el Banco.

La credibilidad futura del cumplimiento de las metas de inflación del Banco depende de lo que ocurra el próximo año. No acertar con la meta de inflación en el 2009 implicará una pérdida de credibilidad muy fuerte el Banco y unos costos muy grandes para la economía colombiana.

Buena parte de los analistas estaban esperando que el Banco de la República mantuviese la meta de inflación para el 2009 sin modificaciones respecto al 2008. Una de las razones para esperar este comportamiento es que en los años en que la meta no se ha cumplido, la Junta mantiene la meta para el siguiente año.

A octubre del 2008 la inflación anual es de 7,94%, es decir 3,4 puntos porcentuales por encima del techo de la meta. Pero hoy es muy difícil esperar que la inflación caiga tantos puntos en el 2009 como para que la meta fijada entre 3,5% y 4,5 se cumpla. Afortunadamente la Junta rompió su tradición y decidió elevar la meta de inflación a un rango entre 4,5% y 5,5%. Creo que está decisión es acertada y permite retomar credibilidad en el cumplimiento de la meta.

ESTE ARTÍCULO FUE PUBLICADO EN EL DIARIO EL PAIS (Noviembre 24 de 2008)

martes, 4 de noviembre de 2008

Desaceleración e innovación

Las noticias que llegaron sobre el PIB de EE.UU. confirman las expectativas sobre el comportamiento de esa economía. La contracción del PIB para el tercer trimestre del 2008 de 0,3% ha sido la más grande desde la última recesión de ese país presentada en el 2001. Pero la parte más preocupante es la caída en el gasto de los hogares de un 3,1%, caída que es la más grande desde el segundo trimestre de 1980.

Esta caída en el gasto de los hogares implica que el motor de crecimiento de esa economía se ha apagado y por eso, la demanda por nuestras exportaciones será menor.

Por otro lado, el precio de nuestras exportaciones tradicionales también va en caída, lo que implicará un menor valor de las exportaciones en dólares.

La caída en el consumo de los hogares norteamericanos tendrá efectos sobre la economía colombiana.

También es claro que, si bien la economía colombiana verá afectado el comportamiento de su PIB, no se presentará una recesión sino una desaceleración del PIB.

La diferencia parece simplemente un juego de palabras, pero no lo es. Una recesión corresponde a una disminución en el valor de los bienes y servicios producidos en un país. En especial, la Oficina Nacional de Investigaciones Económicas de los Estados Unidos define una recesión como una diminución del PIB por dos trimestres consecutivos o más. De hecho, en la historia reciente de Colombia, y siguiendo esta definición, la única recesión se presentó durante el periodo comprendido entre el tercer trimestre de 1998 y el segundo trimestre del 1999.

Mientras que una desaceleración de la economía es un crecimiento, aún positivo, menor que el período anterior; estos episodios de desaceleración en la economía son relativamente comunes en Colombia.

La desaceleración de la economía no es tan grave como una recesión, pero implica un reto para el tejido empresarial colombiano. Es inevitable esperar la desaparición de algunas empresas, en especial las pymes que son más vulnerables a estos procesos de desaceleración, por eso tendrán que enfrentar un ambiente internacional hostil restricciones de crédito interno y una demanda menos dinámica que en otros años.

Este ambiente no es la hecatombe, pero implica un gran reto. Aquellas pymes que tengan procesos productivos eficientes, innovadores y flexibles pasarán el examen, aquellas que no hicieron bien la tarea durante los años de crecimiento probablemente no pasarán el examen.

Afortunadamente aún existe tiempo para enderezar el rumbo de las organizaciones que no han hecho la tarea. La innovación y la tecnología son la clave. Un buen ejemplo de cómo emplear la tecnología para hacer eficientes los procesos productivos es presentado por Don Tapscott y Anthony Williams en su libro Wikinomics.

La tecnología, el conocimiento de dominio público, y la capacidad de formar redes entre pymes es la mayor arma disponible para que las pymes se sobrepongan a la desaceleración de la economía.

Hoy en día la tecnología disponible permite que un individuo o pyme cree una innovación en cualquier lugar del mundo y colabore con otras organizaciones alrededor del mundo. El tamaño de la organización no es tan importante como su capacidad de asociarse con otras para crear valor y el potencial de una buena idea.

ESTE ARTÍCULO FUE PUBLICADO EN EL DIARIO EL PAIS (Noviembre 4 de 2008)

Desaceleración e innovación

Las noticias que llegaron sobre el PIB de EE.UU. confirman las expectativas sobre el comportamiento de esa economía. La contracción del PIB para el tercer trimestre del 2008 de 0,3% ha sido la más grande desde la última recesión de ese país presentada en el 2001. Pero la parte más preocupante es la caída en el gasto de los hogares de un 3,1%, caída que es la más grande desde el segundo trimestre de 1980.

Esta caída en el gasto de los hogares implica que el motor de crecimiento de esa economía se ha apagado y por eso, la demanda por nuestras exportaciones será menor.

Por otro lado, el precio de nuestras exportaciones tradicionales también va en caída, lo que implicará un menor valor de las exportaciones en dólares.

La caída en el consumo de los hogares norteamericanos tendrá efectos sobre la economía colombiana.

También es claro que, si bien la economía colombiana verá afectado el comportamiento de su PIB, no se presentará una recesión sino una desaceleración del PIB.

La diferencia parece simplemente un juego de palabras, pero no lo es. Una recesión corresponde a una disminución en el valor de los bienes y servicios producidos en un país. En especial, la Oficina Nacional de Investigaciones Económicas de los Estados Unidos define una recesión como una diminución del PIB por dos trimestres consecutivos o más. De hecho, en la historia reciente de Colombia, y siguiendo esta definición, la única recesión se presentó durante el periodo comprendido entre el tercer trimestre de 1998 y el segundo trimestre del 1999.

Mientras que una desaceleración de la economía es un crecimiento, aún positivo, menor que el período anterior; estos episodios de desaceleración en la economía son relativamente comunes en Colombia.

La desaceleración de la economía no es tan grave como una recesión, pero implica un reto para el tejido empresarial colombiano. Es inevitable esperar la desaparición de algunas empresas, en especial las pymes que son más vulnerables a estos procesos de desaceleración, por eso tendrán que enfrentar un ambiente internacional hostil restricciones de crédito interno y una demanda menos dinámica que en otros años.

Este ambiente no es la hecatombe, pero implica un gran reto. Aquellas pymes que tengan procesos productivos eficientes, innovadores y flexibles pasarán el examen, aquellas que no hicieron bien la tarea durante los años de crecimiento probablemente no pasarán el examen.

Afortunadamente aún existe tiempo para enderezar el rumbo de las organizaciones que no han hecho la tarea. La innovación y la tecnología son la clave. Un buen ejemplo de cómo emplear la tecnología para hacer eficientes los procesos productivos es presentado por Don Tapscott y Anthony Williams en su libro Wikinomics.

La tecnología, el conocimiento de dominio público, y la capacidad de formar redes entre pymes es la mayor arma disponible para que las pymes se sobrepongan a la desaceleración de la economía.

Hoy en día la tecnología disponible permite que un individuo o pyme cree una innovación en cualquier lugar del mundo y colabore con otras organizaciones alrededor del mundo. El tamaño de la organización no es tan importante como su capacidad de asociarse con otras para crear valor y el potencial de una buena idea.

ESTE ARTÍCULO FUE PUBLICADO EN EL DIARIO EL PAIS (Noviembre 4 de 2008)