sábado, 7 de marzo de 2009

Seguimos esperando el paquete de salvamento económico

Si algo es claro de las últimas cifras económicas, es que la economía colombiana no está totalmente blindada como lo aseguraba hace unos meses el Gobierno. Según informó el Dane, la tasa de desempleo en las 13 principales áreas metropolitanas pasó del 12,3% al 14,2% entre enero de 2008 y 2009, lo cual representa un cambio de tendencia preocupante. Por otra parte, todas las encuestas sobre el sector industrial reportan disminuciones sucesivas en su producción desde mediados del 2008, y esta contracción se empieza a manifestar en el empleo. Una de las industrias más afectadas en todo el mundo es la industria automotriz. Es natural: en tiempos de ‘vacas flacas’ los hogares cancelan sus planes de comprar carros nuevos. Si el futuro es incierto, las personas no harán gastos suntuosos como la compra de un carro; en especial si dicha compra implica comprometer una buena parte de su patrimonio familiar.

En Colombia la industria automotriz ha sufrido esa disminución de la demanda y ya ha recortado sus nóminas, tal como ocurre en EE.UU. y Europa. En medio de ese contexto el Gobierno colombiano anunció ayer un nuevo paquete de ayuda para afrontar el problema de empleo que generarían los despidos en esta industria y en otras con problemas similares, como la de electrodomésticos. Este paquete consiste básicamente en facilitar el crédito para la compra de carros y electrodomésticos. Para tal fin, Bancóldex pondrá a disposición de los bancos comerciales una línea de crédito de $500.000 millones. En últimas, la idea es poner a disposición de los hogares más dinero para la compra de estos productos a crédito, ampliar el plazo de pago y disminuir la tasa de interés. De esa forma se pretende aumentar las ventas de estos productos y mantener los empleos en la industria. Pero es muy cuestionable el impacto real de la medida. Por un lado, es evidente que las expectativas sobre el comportamiento futuro de la economía no van a cambiar porque exista o no una línea de crédito para comprar más carros, motos y electrodomésticos. Así, los hogares difícilmente cambiarán su visión del futuro por esta medida, y no cambiarán su deseo respecto a endeudarse. Por otro lado, el problema de la caída de los créditos de consumo no es un problema de disponibilidad de dinero en los bancos. Las últimas encuestas de Fedesarrollo (enero 2009) y del Banco de la República (diciembre de 2008) coinciden en que las razones que podrían impulsar un aumento de la cartera serían un mayor crecimiento de la economía (31%) y mejor información sobre la capacidad de pago de los prestatarios (18%). La caída en los préstamos de consumo no es la causa de nuestros problemas, es un síntoma. Así, la medida adoptada difícilmente tendrá un efecto sobre las decisiones de compra de los colombianos y la generación de empleo. Estamos aún a la espera de un verdadero paquete de ayudas económicas para Colombia, que ataque los problemas de raíz y que proteja las fuentes de empleo.

Un paquete que ataque las causas, que sea coherente y que no sólo responda a problemas coyunturales.

(ESTE ARTICULO FUE PUBLICADO EN EL DIARIO EL PAÍS DE CALI EL 7 DE MARZO DEL 2009)

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