lunes, 15 de agosto de 2011

La paradoja de la deuda gringa

Las últimas semana hemos visto como el temor de una nueva recesión se apodera de los mercados mundiales. La incertidumbre fue alimentada básicamente por dos fenómenos ubicados a ambos lados del océano atlántico: en Estados Unidos y Europa. El problema de los norteamericanos y europeos es el mismo: deben mucho. El origen es más o menos el mismo, un gasto público por encima de sus ingresos, en especial un gasto público que se disparó en 2008 para evitar que estos países industrializados entrarán en una severa recesión fruto de la crisis financiera en Wall Street.
Pero lo paradójico es que los mercados están viendo estos dos problemas de manera diferente. Por un lado, hay que mencionar que los gobiernos emiten bonos para conseguir el dinero necesario para tapar el hueco que deja un gasto más grande que los ingresos. Los bonos, no son más que un instrumento financiero muy parecido a un CDT. La principal diferencia es que es respaldo por el país.
Así, tradicionalmente los bonos que emiten las tesorerías de los gobiernos son percibidos como bonos menos riesgosos que aquellos que emiten los bancos privados, pues es más difícil que un gobierno entre en quiebra que un banco privado. En últimas un bono emitido por un gobierno es respaldado por el comportamiento actual y el esperado de la respectiva economía. Naturalmente, menos riesgo implica tasas de interés más bajas, y más riesgo implican tasas de interés más altas..

Y como no todas las economías y gobiernos del mundo son igualmente confiables, tenemos que hay unos gobiernos que pueden poner sus bonos en circulación con unas tasas de interés mas bajas que otros. Convencionalmente, los bonos del tesoro americano han sido considerados como uno de los más seguros del mundo y por tanto sus bonos implican una tasa de interés baja.

Ahora, después de los acontecimientos de las semanas pasadas, se esperaría que la tasas de interés de esos bonos debería subir para los americanos. Pues es evidente que el riesgo es mayor que hace unos meses. Pero esta semana, la tasa de interés de los bonos a 10 años que emite el tesoro norteamericano llegaron a un mínimo histórico. Es decir, en un momento de mucha incertidumbre y miedo, el gobierno americano está encontrando como financiar su deuda de manera más barata que antes. ¡Están cayendo parados!, o como diría un “filosofo” chocoano: “perder es ganar un poco”.
La razón para este resultado tan increíble a primera vista es sencilla. En momentos en que se asoma una crisis, se buscan las inversiones más seguras. Y el mercado está hablando y fuerte. El mercado cree que no obstante hay problemas en la forma como gasta el gobierno americano, su deuda sigue siendo una de las menos riesgosas. Es decir, los inversionistas del mundo aún tienen fe en la economía americana. Mientras que parece no creerle a Europa, pues el Banco Central europeo ha tenido que salir a comprar deuda para evitar que la tasa de interés de los bonos de países como España e Italia empezara a crecer a tasas un ritmo inmanejable.

En otras palabras, la comunidad financiera aún tiene fe en la economía americana y eso está dándole un respiro al gobierno federal que ve cómo cuándo le disminuyen la calificación de riesgo de su deuda la tasa de interés disminuye. Eso sólo pasa en ese país. Y seguirá pasando hasta que se la confianza en esa economía y en el dólar siga viva entre los inversionistas.


(este artículo de opinión fue publicado en el diario el País de Cali el domingo 14 de agosto de 2011)

lunes, 8 de agosto de 2011

Desempleo en Cali: problema que empeora

Desde hace unos meses las noticias económicas que provee la economía colombiana son en general buenas. En especial, la tasa de desempleo es una de esas variables que finalmente está presentando el comportamiento deseado por el Gobierno Santos.

La tasa de desempleo promedio nacional para los meses de abril a junio bajó de 12,0% en 2010 a 11, 1% en 2011. Estas noticias son buenas para el país como un todo, pues detrás de dicha tasa se encuentra que en las 13 principales ciudades del país se tienen 431 mil nuevos empleos en dicho periodo, en comparación con el mismo periodo de 2010.


Ahora bien, a diferencia de lo que ocurre con el país, en Cali las noticias mes tras mes no son buenas. De hecho, la tasa de desempleo en vez de disminuir para ese mismo período, aumentó. Pasó de un promedio de 14,8% en 2010 a 15,5% en 2011. Esta tasa solo es superada únicamente por Armenia, Quibdo, Popayán, Ibagué y Pereira.

En las cifras se esconden dos tendencias preocupantes. La primera es que en Cali y su área metropolitana se registró un número de ocupados promedio menor en 2011 durante el periodo abril-junio que en 2010. En especial 55 mil ocupados menos. Por otro lado, de los 431 mil nuevos ocupados que se presentaron en promedio en las 13 principales ciudades, el 64,0% se concentraron en Bogotá, el 20,8% en Medellín y su área metropolitana y el 11,4% en Barranquilla y su área metropolitana. Es decir, entre Bogotá y las áreas metropolitanas de Medellín y Barranquilla se explica el 96,2% del incremento de los ocupados en las 13 principales ciudades. Los nuevos ocupados se están centralizando, ¿y el resto del país? O si se quiere ver el vaso medio vacío, de las cuatro principales ciudades del país, 3 de ellas explican casi todo el crecimiento de los ocupados y Cali no es una de esas ciudades. Por el contrario, ¡Cali está perdiendo puestos de trabajo!

Lo otro preocupante que revelan las últimas cifras de empleo es que buena parte de los ocupados que se perdieron en Cali, cuando se compara el periodo abril-junio de 2011 con 2010, corresponde al sector de intermediación financiera (22,7% de la pérdida) y construcción (11,5% de la pérdida).

Pero por otro lado, si se observan las cifras económicas disponibles para la región encontramos que las exportaciones de la región están creciendo, la producción industrial está creciendo a un buen ritmo en la región. Sectores tan tradicionales como el de los ingenios está viviendo uno de sus mejores años. La inversión pública se encuentra a niveles nunca vistos en décadas en la ciudad. Y la construcción experimento un crecimiento grande en el primer trimestre de 2011 (aún no está disponible la información del segundo trimestre de este año).

Es decir, dada la información fragmentaria que tenemos, pareciese que la economía de la región va bien, pero el empleo no. Está pasando algo delicado, que amerita un plan de choque. En últimas es el empleo la variable que permite traducir el aumento de la actividad económica en bienestar para nuestros habitantes. La criminalidad y violencia que se vive en la ciudad, debe estar relacionada de alguna manera con estas altas tasas de desempleo.

El mes pasado, tras analizar los datos de empleo escribí: “Para disminuir las altas tasas de desempleo en nuestra necesidad se requiere de un equipo de choque y liderazgo. … Estamos en mora de hacer frente a este problema atacando sus raíces y no quedarnos esperando que por inercia de la economía nacional se resuelva el problema en Cali. Esta tarea queda pendiente para el próximo alcalde.”

Tras un mes solo puedo agregar dos cosas: primero, la inercia nacional claramente no nos está arrastrando. Y segundo, sería bueno empezar a escuchar las propuestas de los candidatos a la alcaldía para resolver el problema. ¿qué vamos a hacer en la ciudad?

(Este artículo de opinión fue publicado el lunes 8 de Agosto de 2011 en el Diario el País de Cali)

martes, 2 de agosto de 2011

Sólo se apago un incendio

En el congreso de los Estados Unidos se está viviendo una verdadera lucha de fuerzas que ha puesto a sufrir, literalmente, a todo el mundo. Para aquellos colombianos que creían que la fuerte disputa en dicho Congreso por el TLC era algo contra nuestro país, los acontecimientos de los últimos días han demostrado que el trámite del TLC no era más que otro round en el fuerte pulso que libren republicanos y demócratas en ambas cámaras.

El problema en esta ocasión, para decirlo de manera sencilla, es que el gobierno americano no le alcanzan sus ingresos para cubrir sus gastos y ya no tenía autorización para endeudarse más. ¡La plata se estaba acabando!, el problema es de tal magnitud, que a mediados de agosto el gobierno federal no hubiese tenido recursos para pagarle a pensionados o cubrir el pago de los intereses de su deuda. El gobierno necesitaba que le aumentaran el cupo de endeudamiento. El problema no había pasado a mayores, pues casi todo el mundo esperaba que tarde o temprano el congreso americano autorizara ese nuevo cupo; claro está tras un proceso de negociación interno que no iba a ser fácil.

Creo que es importante resaltar dos aspectos en esta discusión: el económico y el político. Por una parte, desde el punto de vista meramente económico, es innegable que el gasto del gobierno federal americano excede sus ingresos. Y eso ha venido ocurriendo por más de una década, de tal manera que se ha acumulado deuda a niveles que serían imperdonables para países como Colombia. Esa diferencia entre ingresos y gastos se aceleró con la crisis financiera de 2008, en la que los ingresos cayeron y el gasto federal aumentó para evitar que la crisis financiera se convirtiera en una profunda depresión. El cambio de gobierno en los Estados Unidos implicó además unos gastos nuevos al implementar reformas al sistema de salud que no ayudaron a resolver el problema. Así las cosas, es inminente un ajuste fiscal en dicho país. La opciones son básicamente tres: recortar el gastos, aumentar impuestos o una combinación de las dos cosas.

El problema por sencillo que suene se ve permeado por el aspecto político, lo cual hace más complicado el escenario. Desde la perspectiva política, esta coyuntura se puede entender como la “cuota inicial” de las elecciones presidenciales de 2012. De cómo se solucione el problema, dependerá buena parte del ritmo de la nueva campaña. Por otro lado, se presenta una gran discusión entre dos concepciones algo diferentes del rol del sector público en ese país. Por un lado, los demócratas quieren un gobierno más grande que, por ejemplo, garantice el derecho universal a la salud; mientras que los republicanos creen que el papel del gobierno debe reducirse a ser un garante de las libertades y que permita que el sector privado compita para proveer servicios y bienes a los ciudadanos. Por lo tanto, desde ambas orillas la opción para resolver el problema económico son diferentes. Los demócratas quisieran aumentar impuestos y mantener el gasto; mientras republicanos quisieran todo lo contrario.

Así, el acuerdo al que se llegó deja ver que el problema de fondo no se ha solucionado, solo se apagó el incendio que se presentaba, pero el problema de fondo está ahí. Pues se acordó aumentar el cupo y crear una comisión para estudiar cómo balancear el presupuesto. El problema seguirá ahí, pues el problema de fondo no se ha atacado. Con seguridad, los próximos meses, el mundo estará atento como las fuerzas en el congreso hacen para concertar la balanceada de ese déficit de talla mundial.

(Este artículo de opinión fue publicado el 2 de agosto en el períodico El País de Cali)