sábado, 12 de enero de 2013

Parqueaderos subterráneos: Una opción para atraer la inversión privada. (Opción a privados)

La participación privada en la construcción y operación de obras de infraestructura es una de las herramientas con que cuenta el sector público para hacer inversiones cuando los recursos no alcanzan. De hecho en Colombia existen varios casos exitosos de construcción de infraestructura por parte de privados que históricamente hacía el sector público; por ejemplo: la segunda pista del Aeropuerto el Dorado, nuestros puertos o la malla vial del Valle. Para que la participación privada en la construcción con recursos propios en la construcción de obras de infraestructura sea exitosa tanto para los ciudadanos como para el privado se requieren dos ingredientes. El privado requiere una garantía de que los ingresos permitirán recuperar la inversión y generar una ganancia “razonable”. Y los ciudadanos requerimos que las tarifas para hacer uso de la infraestructura sea razonable. Este balance no es una tarea fácil y típicamente se trata de resolver estructurando un contrato de concesión. Contrato que implica que el privado pone los recursos necesarios para realizar la obra de infraestructura, la opera y la devuelve al final de la concesión; y el sector público asegura que la demanda se dé y que las tarifas no sean excesivas. La construcción de parqueaderos subterráneos por parte privados bajo la modalidad de concesión pueden ser una buena oportunidad para emplear esta figura en Cali. Pero no será fácil atraer a los privados. Por ejemplo, fuera de toda la filigrana financiera y de ingeniería de unos proyectos como estos, tal vez el aspecto más importante será convencer al privado que la administración actual y las que vienen tendrán la disposición política para asegurar que los ciudadanos tengan que emplear los parqueaderos subterráneos y que las calles no sigan siendo empleados como parqueaderos. Hemos observado como esta administración tiene dicha disposición política, pero también hemos visto como muchísimas administraciones han decidido no darse la “pela” de hacer respetar el uso del espacio público. Esto implicaría un gran cambio cultural en nuestra ciudad y una verdadera política de ciudad al respecto. Ojalá se dé. (Esta columna de opinión fue publicada en el diario El País de cali el 12 de enero de 2013)

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