martes, 27 de febrero de 2018

Tres ceros menos: ¿será la séptima la vencida?

En días pasados el Ministro de Hacienda informó que radicará en el Congreso un nuevo proyecto para quitarle 3 ceros a todos los precios, facturas, monedas y billetes. Es decir, un corrientazo que hoy cuesta 7.500 pesos constaría 7 nuevos pesos (o como se denomine la nueva moneda) y cincuenta centavos. Si bien no se conocen aún los detalles en los medios se han esbozado dos argumentos para que esta vez si sea aprobada esta medida. Creo que es pertinente recordar que éste no es el primer intento por aprobar una medida de este tipo en la historia reciente. En 1993 se radicó un proyecto que pretendía crear el “Nuevo Peso” y eliminaba tres ceros. Esta iniciativa fue archivada. En el 22 de agosto 2000 se radicó un nuevo Proyecto muy similar. El proyecto se justificó en ese momento porque permitiría simplificar los procedimientos contables, las transacciones en dinero y a lograr el uso más eficiente de los sistemas de cómputo. El proyecto pasó tres debates en comisiones, en el cuarto debate, en la plenaria de la cámara, el 18 de junio de 2002 el Proyecto fue archivado tras la votación mayoritariamente negativa. Este fue el proyecto que estuvo más cerca de convertirse en Ley. El 22 de julio de 2002 se radicó otro proyecto muy similar a los anteriores. Finalmente, el proyecto de Ley fue archivado en junio 20 de 2004 por Tránsito de Legislatura. En 2004 se radica un proyecto que seguía siendo muy similar a los anterior. Este proyecto no contó con el interés de la corporación y fue archivado por Tránsito de Legislatura el 20 de junio de 2005 sin debate alguno. Posteriormente, el 27 de julio de 2010 se radica un proyecto muy similar que fue archivado el 4 de octubre de 2011 en el segundo debate tras una votación de 41 votos en contra y 15 positivos (43 abstenciones). El 31 de marzo de 2016 se radicó un proyecto otra vez es muy similar a los anteriores y fue archivado por tránsito de Legislatura el 20 de junio de 2016, sin ningún debate. ¿Qué diferencias habría en este nuevo intento? Pues la verdad en la mecánica de la reducción de ceros no hay mucho espacio para innovar. Lo diferente en este caso es la adición de dos argumentos relativamente nuevos para soportar la medida. Por un lado, está un argumento del Ministro de Hacienda que ha anticipado en los medios de comunicación: la necesidad de facilitarle a los turistas extranjeros el uso del dinero en Colombia. Este argumento no parece muy razonable, si bien la visita de extranjeros a Colombia viene en aumento, no hay ningún estudio que muestre la poca complacencia de los turistas por tener que emplear billetes de 20 mil o 50 mil pesos. La evidencia internacional tampoco soporta esta idea. Por ejemplo, en Japón las denominaciones de los billetes son de mil, 5 mil y 10 mil yenes y no se encuentran estudios que documenten que los turistas se quejen por esto. El otro argumento nuevo es la posibilidad de sacar de circulación dineros de origen ilegal que se encuntran “encaletados”. Con el cambio, estos billetes y monedas quedarían sin valor y esto estimularía a los ileagles a traer el dinero al sistema legal donde podrían ser detectados con facilidad. Este argumento parece ser el más fuerte, pero de pronto muy tardío. Como muestra la historia reciente como mínimo tendremos un trámite de dos años de esta medida para convertirse en Ley. Y posteriormente uno o dos años de transición. Es mucho tiempo como para evitar la entrada de los presuntos recursos encaletados por las FARC. Si esta era la intensión el “timing” de la propuesta del 2016 era perfecto, pero el Gobierno lo dejó hundir. Es más, existen estudios (como el del profesor Mosley en 2005) que encuentran que este tipo de medidas son menos probable hacia el final de los gobiernos, antes de una nueva elección. Esos estudios explican que es menos probable que se dé en tiempos preelectorales, porque puede ser visto como una señal de fracaso del gobierno y por ende afectar negativamente los resultados electorales del partido que apoya el gobierno. La verdad no veo ninguna razón para que esta vez prospere el proyecto de Ley. De hecho, existen aún muchas preguntas por resolver. ¿No sería mejor que el congreso discutiera proyectos de Ley que resuelva problemas estructurales de la economía colombiana como las pensiones? ¿Esos de dineros que implica el cambio no estarían mejor invertidos en otros asuntos? Este proyecto parece inadecuado para este momento político y de coyuntura económica. (Una versión de esta columan de opinión fue publicada en el diario el País de Cali el 27 de febrero de 2018)

lunes, 5 de febrero de 2018

Inflación: de regreso a la meta en 2018.

La inflación del 2017 fue de 4,09 %. Este valor, es inferior a lo observado en 2016 (5,75 %) y muy cercano pero superior al rango meta establecido para la inflación por el Banco de la República. La meta era una banda entre el 2 % y 4 %. Es más, la junta del Banco Central al bajar la tasa de interés en su primera reunión del 2018 manda una señal clara de que están convencidos de cumplir la meta en 2018. Estas noticias son buenas. Pues con el pequeño “descache” del 2017 se cumplió una racha de tres años en los que no se consumaba la meta. Es importante recordar que el Banrep empezó a fijar rangos como metas de inflación desde el año 2002. Es decir, ya hay una tradición de 16 años con un rango meta para la inflación. De esos 16 años, 7 veces se ha cumplido la meta y 9 no. Es decir, un record de 56,25 % de incumplimiento de las metas. Para 2002 y 2003, el rango meta no se cumplió. Tras dos años continuos de no cumplir la meta, en 2004 la meta se cumplió por primera vez, empezando una racha de tres años seguidos de aciertos en la meta. En el periodo 2007 - 2009 se completó nuevamente una racha de 3 años seguidos en los que no se cumple la meta. En 2010, 2011 y 2012 se cumplió de nuevo la meta. Es decir, una racha de 3 años de cumplimiento. Para el 2013, la meta no se cumple. En 2014, la inflación regresa a estar en el rango meta. En 2015 no se cumple la meta iniciando esta última racha de 3 años sin cumplir la meta. El “descache” fue de un 69,3% solo comparable con el que ocurrió en 2008 (70,4 %). Para el 2016 no se cumplió nuevamente la meta. La inflación fue de 5,75 % frente al rango meta de 2 % y 4 %. Un “descache” del 43,7 %; el tercero más alto en estos 16 años de historia de rangos meta. En otras palabras, llevábamos dos años con inflaciones relativamente lejos del objetivo establecido. Para 2017 el rango meta cumple su octavo año consecutivo en el nivel entre 2 % y 4 %. Y como se mencionó, no se acertó, pero esta vez se quedó muy cerca. Un “descache” de tan solo el 2,3 %. Así, se cumple nuevamente una racha de tres años en los que no se consuma la meta. Pero ahora si estamos muy cerca de la meta. Es importante resaltar que el cumplimiento de la meta de inflación hace que se mantenga la credibilidad de las metas fijadas por el Banco Central. Ese es un activo invaluable para el país. Cuando la meta es creíble, ésta sirve como guía para la formación de expectativas de los ciudadanos; pero si ésta no es creíble no se tomará en cuenta, por ejemplo, al momento de fijar precios, aumentos salariales, etc. El resultado de la inflación en 2017 va en la dirección correcta: muy cerca de la meta y el 2018 será importantísimo para retomar la credibilidad de la meta de inflación que establece el Banrep, pues un record de incumplimiento del 56,25 % del objetivo en los últimos 16 años no parece un buen record. Al inicio del año, todo pareciera indicar que se cumplirá la meta. Dado que para todos los colombianos es muy bueno que la meta se cumpla, esta es tal vez la mejor noticia económica de inicio del año. (Esta columna de opinión fue publicada en el diario el país de Cali el 5 de febrero de 2018)