Hace dos semanas la Administración Municipal presentó un proyecto de acuerdo para exonerar a asociaciones, fundaciones y corporaciones sin ánimo de lucro del pago del impuesto de espectáculos públicos. Un “retazo” más para la colcha de impuestos, sobretasas y exenciones que se encuentran regadas en una gran cantidad de acuerdos municipales. Muy seguramente, la exención solicitada es justa y necesaria. Pero es apenas razonable la reacción del Concejo Municipal al reclamar una mirada más integral a las finanzas públicas y no permitir reformas a cuentagotas.
La Comisión de Presupuesto reclamó un proyecto de estatuto tributario para poder estudiar la exención y pidió que se presente lo más pronto posible. De hecho, la misma Administración ya había prometido el año pasado la presentación del mismo y se esperaba que a finales de marzo se presentara el proyecto. Tras la reacción del Concejo, la Administración terminó retirando la propuesta. ¿Por qué es importante un estatuto tributario?
Hoy, en nuestra ciudad no es fácil entender esas señales. No es fácil saber que tributos se le debe pagar al Municipio y mucho menos determinar cómo se liquidan. En la actualidad, Cali tiene alrededor de 20 impuestos o sobretasas que gravan las actividades económicas de la ciudad. La cantidad de tributos municipales es grande y su cobro depende de diferentes bases y tasas, haciendo de la estructura de los tributos locales una colcha de retazos de decretos y acuerdos seguidos de diferentes modificaciones. Cumplir con esta cantidad de tributos y ‘seguirle la pista’ a sus respectivas modificaciones se torna en una labor complicada que implica sobrecostos a la actividad empresarial y hace difícil a los ciudadanos cumplir con sus obligaciones. Asimismo, obtener la información relevante de las exenciones disponibles para diferentes actividades y sus respectivas vigencias se torna en una tarea de investigador privado. Esto se refleja en rankings de competitividad, como el del ‘Doing Business Report’ que clasificó a Cali en la posición 20 de 21 ciudades comparadas en Colombia.
Una manera de facilitar que los ciudadanos y empresarios cumplan sus obligaciones es brindar información transparente sobre la normatividad de cada uno de los tributos. Esto se logra de manera muy fácil, compilando toda la normatividad asociada a los tributos locales en un estatuto tributario municipal. El último estatuto tributario de Cali fue construido en 1999. Es decir, tenemos un estatuto tributario de más de 10 años y por supuesto que en estos años se han realizado cambios en la reglamentación. Cambios que se encuentran diseminados en decretos y acuerdos.
Un nuevo estatuto tributario para Cali era una de las primeras tareas en materia fiscal que tenía esta Administración. Ahora al final de su período, esta debería dejar la tarea hecha para que el futuro gobierno no tenga que concentrarse en eso. Ya es hora que se haga la tarea, porque quien sufre las consecuencias es la ciudad. Ojalá este incidente con el Concejo implique que empezarán a trabajar en el nuevo estatuto tributario.
Es momento que la Alcaldía y el Concejo se pongan a la par con otras ciudades del país. En especial, cuando un estatuto tributario es una tarea que tiene un costo bajo y sólo requiere voluntad política para organizar la casa. Es importante entender que la competitividad de la ciudad no sólo pasa por nuevas obras de infraestructura, sino también por contar con herramientas que hagan transparente nuestra estructura tributaria, disminuyendo los costos de los empresarios.
(Este artículo de opinión fué publicado en el períodico El País de la ciudad de Cali el 12 de abril de 2010)
martes, 13 de abril de 2010
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