miércoles, 13 de abril de 2011

Movilidad en el sur de la ciudad: un problema de competitividad

El día de ayer, el sur de Cali presentó un colapso grande en su movilidad. La avenida Cañasgordas y la carretera Panamericana fueron intransitable a las horas pico de la mañana. Si bien durante toda la noche se presentaron lluvias, en el sector y los últimos días el invierno ha entrado en rigor, el colapso de las vías no es un fenómeno coyuntural. Es estructural y tiene implicaciones económicas.
El sur de la ciudad no solamente debe verse como el “dormitorio” de unos caleños privilegiados. De hecho el sur de la ciudad, y en especial la región afectada por el incidente, corresponde a un corredor de movilidad importante para la competitividad de nuestra ciudad y la región.
Por ejemplo, ahí se encuentran la mayoría de las universidad de la ciudad, buena parte de los colegios de categoría “Muy superior” y “Superior” según las pruebas de ICFES. Pero no solo se encuentra el clúster de educación, también buena parte de la producción de software de la ciudad se encuentra en el área y tal vez más importante, la conexión de la ciudad con el sur del país depende crucialmente de esas vías.
A 15 minutos se encuentra una de las zonas industriales más importantes del sur del país, la antigua zona Ley Páez. Zona que hoy se ha reconvertido en una región, que bajo el régimen franco, presenta una opción importante de empleo para los caleños y ofrece grandes posibilidades de desarrollo industrial para la región. Esto por no hablar del sur del país y la conexión con Ecuador.
Con la inminente creación de la región Pacífico, Cali está llamada a convertirse en el centro de desarrollo y de negocios de la región. Esto implica poder atraer más inversión a la ciudad y a la región. Pero sólo lo lograremos si la ciudad ofrece todas las ventajas de movilidad que se esperan en una metrópoli moderna. Y si nos integramos tanto al norte de la región como al sur.
Regresando al sur de la ciudad, contrasta el número de vías y conectividad de la ciudad en el norte. Salidas relativamente amplias y articuladas a la plataforma de ciudad presentan diferentes opciones para conectar la ciudad con el resto del país. Pero al sur, solo se presenta una salida. Salida muy frágil. Y cómo lo demostraron los hechos de ayer esta salida presenta un alto riesgo de colapsar frente a eventos relativamente pequeños.
Tal vez el mismo desarrollo de la ciudad responde a la mayor articulación de la ciudad con Bogotá y el norte del país, lo que se refleja en la infraestructura vial del norte. Pero ya es momento que miremos al sur, no es simplemente un tema de darle las vías que se merecen los pobladores del sur de Cali que pagan sus impuestos. Es un tema de competitividad de la ciudad.
Necesitamos que la ciudad se integre con el sur del país de una manera más adecuada a nuestros retos. Aprovechar el potencial que trae la región Pacífico y potencializar el atractivo del sur de nuestra ciudad depende de una planeación de las vías. La ciudad necesita una estrategia de crecimiento que integre tanto las obras de cemento, la construcción privada y las potencialidades del aparato productivo de la región. Es cuestión de competitividad.

(Una versión más corta de esta columna de opinión fue publicada en el diario el País de Cali el 13 de bril de 2011)

martes, 12 de abril de 2011

Trámite del TLC: No hay mal que por bien no venga…

El mes pasado el Banco Interamericano de Desarrollo público un libro (One Region, Two Speeds?) en el que se concluía que en América Latina existen dos grupos de países. Un grupo liderado por Brasil que se caracteriza por tener economías con un crecimiento relativamente grande y no haber sido tan afectadas por la crisis financiera de 2008 . Por otro lado, está el grupo encabezado por México que se caracteriza por un crecimiento lento y haber sido fuertemente afectado por la crisis financiera.
Colombia, al igual que Chile y Perú, se encuentra en el grupo de Brasil. Lo que distingue a los países de este grupo dinámico del otro grupo es la baja dependencia de su aparato económico de las economías industrializadas. Mientras que México se caracteriza porque cerca del 85% de sus exportaciones van a Estados Unidos (80%) y la Unión Europea, las exportaciones de los países del grupo de Brasil que van a Estados Unidos y la Unión Europea no superan el 55%.
El BID concluye que el éxito de los países latinoamericanos del grupo de Brasil, entre ellos Colombia, radica entonces en la diversificación de sus relaciones comerciales. Y en especial en depender más de mercados asiáticos y emergentes que de Estados Unidos. Este resultado contrasta con la política exterior y comercial del gobierno Uribe que intentó poner “todos los huevos” en la misma canasta: “la norte americana”.
La dilación en la aprobación del TLC con los Estados Unidos y las peleas con nuestros vecinos, obligó al anterior gobierno a buscar otros tratados de libre comercio y otros destinos a nuestras exportaciones. El resultado, queriendo o sin querer, fue unas exportaciones más diversificadas y una economía que no fue afectada duramente por la crisis de 2008.
Esto es paradójico, pues si bien parece que el tratado de libre comercio trae beneficios a la economía colombiana, la dilación por parte del Congreso americano salvó a la economía colombiana de un mayor contagio de la crisis financiera.

Hoy la noticia de un preacuerdo con la casa blanca para finalmente pasar el TLC al Congreso americano, si bien es una noticia importante y alentadora para algunos sectores, no es la gran noticia para nuestra economía. Hoy es más importante lo que está pasando en nuestro sector de hidrocarburos y la confianza de los inversionistas internacionales en el país. Por otro lado, parece existir un consenso entre analistas que este tratado ni será la debacle del aparato productivo y ni representa el despegue del crecimiento del país.
Lo interesante de toda la historia del TLC es que nos ha obligado realizar algunos esfuerzos para pensar la estrategia de crecimiento de la economía colombiana y diversificar las exportaciones, aunque aún el 40% de las exportaciones colombianas van a Estados Unidos. Si el TLC hubiese sido aprobado en 2006, probablemente esto no hubiese ocurrido y Colombia podría ahora estar en el grupo de países latinoamericanos con crecimiento desacelerado.
Finalmente, el episodio del jueves pasado deja una sensación algo “aburrida”. El Gobierno Santos admite unos compromisos apenas razonables y obvios en cualquier democracia a cambio de destrabar el TLC . Y el gobierno norteamericano sólo se compromete a hacer lo que tenía que hacer hace muchos años: pasar el TLC al congreso . El problema de este último capítulo de la telenovela fue el “tonito” y no el resultado.

(Este artículo de opinión fue publicado en el diario el País de Cali el 11 de abril de 2011)