lunes, 7 de enero de 2013

Año de retos para Cali

La competitividad de una ciudad depende de muchos factores. Por ejemplo, depende de su infraestructura, de sus servicios públicos, de la movilidad de sus ciudadanos, del acceso a los puertos y de la calidad y calificación de su recurso humano, entre muchos otros aspectos. Pero tal vez uno de los aspectos más importantes para la competitividad de una ciudad es su clima de negocios y en especial en la capacidad de atraer nuevas inversiones a la ciudad y de retener las existentes. Se puede discutir mucho sobre el tipo de ciudad que queremos que Cali sea, pero creo que en algo que todos los caleños podemos estar de acuerdo, es la necesidad de tener una ciudad que genere empleo suficiente y de buena calidad. En estos momentos ésto implica necesariamente tener una ciudad que esté articulada con la economía globalizada y que es atractiva a nivel global. Estamos literalmente compitiendo con todo el mundo. Tampoco es un misterio que nuestra ciudad había experimentó una perdida de competitividad durante la década del 90 y la primera década de este siglo. Por ejemplo, el Banco Mundial ha publicado en dos oportunidades un ranking del clima de negocios por ciudades (“Doing Business Report”). En el 2008 cuando sólo se consideraron 13 ciudades colombianas, Cali se ubicaba en el puesto 4. En 2010, de 21 ciudades comparadas para Colombia, el índice que clasifica la facilidad para hacer negocios la colocó en la posición 20. Esas estadísticas no hacen otra cosa sino hacer visible la dificultad relativa que experimentaban los empresarios caleños. Naturalmente estas realidades se reflejan en la creación de empleo formal y en las altas tasas de desempleo que se presentaban en nuestra ciudad. En otras palabras, nuestra ciudad no era lo suficientemente atractiva para atraer inversión y nuevos negocios que generen empleo de calidad. Desde 2008, la tasa de desempleo en nuestra ciudad ha sido una de las mas altas del país. Es más, durante 2010 y 2011, la tasa de desempleo había venido cayendo consistentemente en la mayoría de ciudades del país, pero Cali era la excepción. Sólo a mediados del 2012, empezamos a observar una disminución en la tasa de desempleo en Cali. Y terminamos el 2012 en Cali con una tasa de desempleo en disminución. Sin embargo, nuestra tasa de desempleo era en Noviembre de 2012 la quinta más alta del país, superada únicamente por ciudades como Popayán, Armenia, Quibdó y Pereira. El 2013, será definitivamente un año en el que la ciudad de Cali necesita consolidar la tendencia en su tasa de desempleo. Y esa tarea no es fácil, pues parece que la economía colombiana experimentará una desaceleración fruto del ambiente internacional turbulento. Para continuar con dicha tendencia y revertir lo ocurrido en las décadas pasadas, los caleños tenemos un gran reto. Como ciudad necesitamos seguir modernizando nuestra infraestructura, avanzar en la construcción de las Megaobras, fortalecer la educación en todos los niveles, fortalecer la formación en bilingüismo en todos los niveles y mejorar el clima de negocios. De hecho, los tratados de libre comercio que a firmado Colombia con números países y en especial con Estados Unidos abren un abanico de oportunidades a ciudades relativamente cercanas al mar. Cali tiene una gran oportunidad de convertirse en la puerta hacia el Pacífico. El centro de innovación, de negocios y financiero que permita aprovechar la puerta al pacífico. Eso solo lo lograremos con mejor infraestructura y en especial con caleños educados para asumir los nuevos retos de un mundo cada vez más globalizado e interconectado. El reto es grande, pues la verdad no estamos arrancando de una buena posición; pero hemos cogido impulso en los últimos años y el reto del 2013 es continuar con dicho impulso. (Esta columna de opinión fue publicada en el diario el País de Cali el 5 de enero de 2013)

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