Esta es la época del año en que los economistas del todo el mundo hacemos cábalas sobre quien o quienes serán los receptores del premio nobel en economía. Este próximo lunes 11 de octubre la Real Academia Sueca de Ciencias anunciará el ganador del premio más importante que puede recibir un economista.
Hasta la popular serie de los Simpsons, en el capítulo de estreno de la nueva temporada emitido el domingo pasado, en la primera escena tratan de adivinar el ganador de este Nobel. Según los escritores de los Simpsons el ganador sería Jagdish Bhagwati. Bhagwati es un economista indio muy conocido por su trabajo en el comercio exterior y su defensa del libre comercio.
En mi opinión, difícilmente los Simpsons acertarán en esta ocasión. El año pasado, la crisis económica y la caída de los mercados financieros parecen haber influenciado la elección de los ganadores de este premio. Parecía imposible otorgar el premio a un economista o un grupo de ellos que su trabajo estuviera relacionado con el libre mercado o con demostrar la eficiencia de los mercados. Así fueron elegidos como ganadores los profesores Ostrom y Williamson conocidos por sus aportes en estudiar cómo se realizan decisiones económicas por fuera de los mercados. Además la profesora Ostrom se convirtió en la primera mujer en ganar el premio Nobel.
Este año, parece muy probable que la elección del premio Nobel esté por la misma onda, fuera de temas en los que parecería los aportes de la teoría económica parecen quedarse cortos. Por ejemplo, difícilmente economistas que trabajen en modelos expliquen el desarrollo económico o el comportamiento de la economía como un todo. Es decir, economistas como Robert J. Barro (uno de los pioneros de la nueva macroeconomía clásica) o Paul Romer (más conocido por mostrar la importancia del cambio tecnológico en el crecimiento de la economía). Ni pensar en economistas que trabajan en mostrar y defender la eficiencia de los mercados financieros como Eugene Fama y Kenneth French, estos últimos tendrán que esperar por lo menos una década para ser reconsiderados como posibles receptores del premio.
Mi apuesta va por el lado de economistas que estudien fenómenos sociales o aspectos de la realidad que tradicionalmente no han sido galardonados. Por ejemplo, el profesor William Nordhaus conocido por su trabajo en economía ambiental en especial en entender y mitigar el calentamiento global por medio de herramientas económicas o el profesor Kevin M. Murphy por su trabajo pionero en temas como desigualdades salariales, demanda de empleo y retorno a la inversión en investigación médica.
En todo caso, acertar en el nuevo premio nobel en economía ha sido siempre una tarea difícil, y en especial el año pasado y este, adivinar el ganador se ha convertido en una tarea casi que imposible. La recesión del año anterior y la caída del mercado financiero han quitado del escenario una buena cantidad de candidatos naturales. Lo único cierto es que los economistas tendremos un par de días en los que la frivolidad de quien se convierte en el próximo premio Nobel nos distraerá un poco de discusiones más trascendentales sobre el futuro de la economía global y el dólar.
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