jueves, 21 de noviembre de 2024
La regla fiscal amenazada: una oportunidad para decisiones responsables
El reciente pronunciamiento del Comité Autónomo de la Regla Fiscal (CARF) llama de nuevo la atención sobre la difícil situación fiscal que enfrenta el Gobierno Nacional Central (GNC) de Colombia. Según el informe, los ingresos de 2024 estarán $74,1 billones por debajo de lo programado, lo que equivale al 4,3% del PIB. Este déficit, sumado a las inflexibilidades del gasto público —como intereses, pensiones y subsidios—, plantea un reto para cumplir con la regla fiscal este año.
El CARF destaca que, aunque el Gobierno ha mostrado compromiso con la sostenibilidad fiscal, las medidas anunciadas hasta ahora son insuficientes. Se han tomado acciones, como aplazar y reducir el gasto por un total de $25 billones, pero esto deja un faltante de $31 billones para cumplir con la regla fiscal.
El CARF no se pronunció sobre los datos del PIB publicados esta semana. Preocupa que el crecimiento proyectado del 1,7% para 2024, estimado por el Ministerio de Hacienda, parece cada vez menos alcanzable. Esto no solo afecta las proyecciones económicas, sino que, al tener un PIB más bajo, el déficit fiscal como porcentaje del PIB se verá mayor. Por ese lado, los supuestos de las cuentas fiscales tampoco cuadran.
Para 2025, los retos no son menores. El CARF proyecta un riesgo de menor recaudo de que obligaría a un ajuste del gasto de $39,1 billones. La viabilidad de estas cifras depende, en buena medida, de la aprobación de una Ley de Financiamiento que aún está en debate y representaría, según las cuentas del Gobierno, $6 billones. La CARF, así como lo han hecho diversos analistas, le llama la atención a la administración sobre la necesidad de hacer cuentas menos optimistas de ingresos y ajustarlos para no comprometar la credibilidad del país en los mercados internacionales.
Las recomendaciones del CARF son claras y concuerdan con la mayoría de los analistas. Por un lado, se requiere un ajuste fiscal estructural más allá de las medidas de corto plazo de recorte de gasto cuando ya se está terminando el año. Las cuentas del próximo año deben ser claras y realistas. Así mismo, es necesario trabajar en medidas de mediano plazo que implican reducir las inflexibilidades del gasto, fortalecer la capacidad de recaudo y adoptar un patrón de gasto que este acorde con nuestro nivel de ingresos.
La regla fiscal, más que un mandato técnico, debe ser vista como un compromiso ético para asegurar el bienestar de las generaciones futuras. Los retos son inmensos, pero también lo son las oportunidades para construir una política fiscal que inspire confi
(Una versión de esta columna de opinión fué publicada en el diario el País de Cali el 21 de noviembre de 2024)
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miércoles, 13 de noviembre de 2024
Timing de la agenda legislativa: no ayuda a la estabilidad fiscal.
Las finanzas públicas del Gobierno Nacional Central (GNC) afrontan un problema: los ingresos no alcanzan para cubrir los crecientes gastos. Este es un problema estructural que no se ha podido solucionar. En lugar de mejorar esta situación, las iniciativas del gobierno han profundizado el problema. La apuesta inicial por una reforma tributaria que incrementara el recaudo no ha dado los frutos esperados; al contrario, los ingresos fiscales han disminuido. Y los gastos sí han aumentado sustancialmente. Esta situación ha obligado al Ministerio de Hacienda a anunciar recortes en el presupuesto. Aunque estos recortes son una señal positiva de responsabilidad, no abordan el problema de fondo. Y dejan en claro que se hicieron cuentas alegres.
A la par, proyectos de Ley en el Congreso no ayudan a aclarar el panorama de las finanzas públicas. Por ejemplo, el proyecto de iniciativa parlamentaria de reforma al Sistema General de Participaciones genera gran incertidumbre. Si bien esta iniciativa busca fortalecer el desarrollo regional y la descentralización (lo cual es deseable), le añade incertidumbre a las cuentas del GNC en el largo plazo. La reforma implica que más dinero del GNC se irá a los departamentos y municipios. Esto reduce el ingreso disponible para el GNC. Por el lado de los gastos, no es claro dónde se recortará. Si bien el proyecto de reforma condiciona la aplicación de ésta a la aprobación de una reasignación de gastos y responsabilidades del GNC a los regionales, no es claro cómo será esto. Aquí el orden de los factores sí es muy importante. Quitar ingresos sin quitar gastos genera mucho temor en los resultados finales de las finanzas públicas. Esta reforma aumenta el temor que la carga sobre el GNC aumente aún más.
Otros ejemplos de proyectos que generan incertidumbre por el orden en que se presentan son el proyecto fallido de presupuesto para el 2025 y, después, la Ley de financiamiento, que actualmente trata de encontrar los ingresos para pagar el presupuesto desfinanciado del 2025. Esto trae más nubarrones sobre las finanzas públicas.
Estos dos episodios de este año son un ejemplo de que el “timing” en la presentación de proyectos de Ley son importantes para generar tranquilidad sobre el futuro de las finanzas del país. Es fundamental que el Congreso y el Gobierno trabajen juntos en proyectos y su “timing” para aportar a la certidumbre y viabilidad a largo plazo. Las decisiones que se tomen ahora deben ser un pilar de confianza para las finanzas del país y no otra fuente de preocupación. Solo con una política fiscal bien estructurada y realista lograremos devolverle a las finanzas públicas la solidez necesaria para enfrentar los desafíos que se avecinan y garantizar el desarrollo sostenido del país.
(Una versión de esta columna de opinión fué publicada en el diario el País de Cali e1 13 de noviembre de 2024)
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