lunes, 22 de diciembre de 2014

Latinoamérica retrocede en exportaciones

En días pasados, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) publicó un estudio titulado “Estimaciones de las Tendencias Comerciales América Latina 2014”. Ese estudio presenta dos resultados muy interesantes para entender el comportamiento de la economía colombiana el próximo año. Primero, el informe encuentra que para 2014 el valor de las exportaciones de América Latina caerá en 1,4%; mientras que las importaciones de la región carán en un 2%. El informe destaca que esta es la primera vez que las exportaciones de la región caen después del “colapso del comercio” en 2009 fruto de la crisis financiera de 2008. Es decir, es la primera vez, después de la crisis financiera ,que la región no ve crecer sus exportaciones. Esto es un cambio en la tendencia del comercio exterior. El comportamiento de las exportaciones de América Latina es fruto del comportamiento de sus principales socios. Las exportaciones de la región a Asía caerán en 2014 un 5%, a la Unión Europea caerán en un 4%. La excepción fue Estados Unidos, cuyas importaciones provenientes de América Latina aumentaron en un 3%. Este crecimiento de la ventas a Estados Unidos se presenta por la recuperación de la economía norteamericana, no obstante la caída en los precios de los productos básicos. Por otro lado, países como Argentina y Perú experimentarán una ciada del 11% de las exportaciones en este año. Según el informe, las exportaciones colombianas caerán en 2014 un 3%. Esta caída es explicada por una disminución muy fuerte en las exportaciones colombianas a Estados Unidos. La caída de las exportaciones a nuestro principal socio comercial sería del 27%. Esta caída se dará por el menor valor de las exportaciones de combustibles, aceites minerales y sus derivados y de oro. Menor valor que se da por la disminución de los precios de ambas clases de productos y no por la caída en el volumen de estas. Es decir, no porque se exportarán menos cantidades, sino porque cada unidad vale menos. Afortunadamente, la fuerte caída de las exportaciones a Estados Unidos será compensada por las ventas a Asia que crecerá en un 14%. Según el estudio, este crecimiento de las exportaciones a Asia se explican por el mayor envío de petróleo a China e India. Por otro lado, las exportaciones colombianas a la Unión Europea crecerán en 2014 un 6%. Los resultados de este estudio presenta un panorama preocupante para nuestro país y la región. Para Colombia, las exportaciones dejarán de ser una fuente de crecimiento, en especial si las exportaciones continúan siendo en su mayoría de petróleo y carbón. Este resultado adverso muestra que si no se diversifica el portafolio de exportaciones con productos de la industria, nuestro país seguirá siendo victima del vaivén de los precios de los commodities como el petróleo. Si la tendencia se mantiene, el próximo año será muy complicado para nuestro país. La fuente de crecimiento será únicamente la demanda interna. Por ejemplo, según los últimos datos disponibles para Colombia publicados por el DANE, el crecimiento del 5,4% del PIB durante el primer semestre de 2014 se explica por un crecimiento del 5,6% del consumo y un crecimiento del 16,4% de la inversión. Mientras que las exportaciones para ese periodo habían caído en un 3.5%. Es decir, el crecimiento económico de nuestro país está dependiendo fuertemente de la inversión y del consumo de los hogares. Esto es fuentes internas. Para el próximo año, es cuestionable que la inversión pueda seguir creciendo a este ritmo que compense la caída de las exportaciones. Adicionalmente, con un ambiente macroeconómico más turbio será difícil que se mantenga la confianza de los hogares para mantener el crecimiento del consumo. En otras palabras, apagada la fuente de crecimiento que representaban las exportaciones, será muy difícil que el consumo y la inversión mantengan un ritmo de crecimiento que le permita al país mantener un crecimiento del 5% o del 4,5% como lo está proyectando el gobierno. (Una versión de esta columna de opinión fue publicada en el diario el País de la ciudad de Cali el 22 de diciembre de 2014)

miércoles, 17 de diciembre de 2014

Los resultados son buenos, la tendencia no. (Tercer trimestre del 2014)

Los resultados del crecimiento económico para los tres primeros trimestre de 2014 son relativamente buenos. En especial si se considera el contexto internacional. En ese escenario el crecimiento del PIB colombiano del 4,2% para el tercer trimestre (frente al mismo periodo del año pasado) o el 5,0% en lo cumulado del año es un crecimiento relativamente alto. Este crecimiento es superior a todos lo países latinoamericanos que han reportado esta cifra hasta la fecha. Así como ocurrió en los primeros seis meses del año, el sector de la construcción jalonó este crecimiento. El crecimiento del tercer trimestre fue de 12,7% con respecto al mismo trimestre del año anterior. Dos sectores que presentaron un crecimiento negativo: Industrias manufactureras con una caída del 0,3%) y Explotación de minas y canteras con una caída del 1,0%. Los demás sectores presentan crecimientos entre el 4,8% y 3,4%. Por otro lado, si bien la foto que muestran estas cifras es relativamente buena, cuando se mira la película entera (la tendencia) la historia no es tan buena. Es decir, la tendencia que muestran las cifras no es buena. El crecimiento del PIB se está desacelerando. En 2013 el crecimiento anual del PIB de septiembre fue de 5,7 y este año es del 4,3%. La construcción creció durante el 2013 en 21,3% y este año 12,7%. Explotación de minas y canteras pasó de crecer 6,1% en 2013 a caer en 0,3%. Es decir, dos de “las locomotoras” de la economía se desaceleraron. Los resultados muestran claramente que la economía colombiana se viene desacelerando. Resultado que ya es evidente. Además es evidente que la locomotora del sector minero energético se agotó. Este sector no seguirá jalonando el crecimiento económico de Colombia en el mediano plazo y tendremos que esperar mucho para que regrese a ser un jalonador del crecimiento económico. Por otro lado, la construcción se ha consolidado como la nueva locomotora de la economía colombiana. Pero, esta fuente de crecimiento se está desacelerando. Adicionalmente, este sector no puede convertirse en una fuente permanente de crecimiento económico, siempre existe un límite “físico” para el crecimiento de la construcción en un país. Por otro lado, la industria es la candidata ideal para convertirse en un motor permanente del crecimiento económico y de la generación de buenos empleos. En resumen, si bien los resultados son buenos y sobresalientes en el ambiente internacional, los resultados claramente muestra una tendencia de desaceleración de la economía colombiana. Toda la información muestra que si continua la tendencia, el próximo año no será tan bueno como los anteriores. Los años de las “vacas gordas” se están acabando y se necesitará una clara política económica para mantener la senda de crecimiento. Por otro lado, la reforma tributaria que se está aprobando parece no estar jugando a favor de mantener la senda de crecimiento económico para el próximo año y las finanzas públicas no estarán en una situación próspera para financiar un plan de reactivación. El próximo año será más complicado que los dos anteriores. (una versión de esta columna de opinión fue publicada en el diario El País de Cali el 16 de diciembre de 2014)

lunes, 22 de septiembre de 2014

Crecimiento económico, una buena noticia para Colombia

Los resultados del crecimiento económico para el primer semestre de 2014 son muy buenos, en especial si se considera el contexto internacional. Las economías europeas aún no despegan y por otro lado, la de los Estados Unidos todavía no crece al ritmo esperado. Es más, la OCDE acaba de cambiar sus estimaciones de crecimiento económico a la baja, para los países industrializados este año. En ese escenario, el crecimiento del PIB colombiano del 4,3% para el segundo trimestre (frente al mismo periodo del año pasado) o el 5,4% para el primer semestre de 2014 es alto. Este crecimiento es superior a todos lo países latinoamericanos que han reportado dicho indicador. De acuerdo con los datos que se han entregado a esta fecha, este crecimiento trimestral fue solamente sobrepasado por Singapur (4,3%), Indonesia (5,3%), India (5,7%) y China (7,5%). El resultado del crecimiento económico es bastante impresionante. ¿Qué explica este crecimiento en el primer semestre de 2014? El sector de la construcción jalonó los indicadores. El crecimiento de la construcción fue un asombroso: 14,2% con respecto al mismo semestre del año anterior. Otros sectores con crecimientos destacados son el financiero y el de Servicios sociales comunales y personales. Ambos crecieron un 6,1% durante los primeros seis meses del 2014. Ahora, no todas son buenas noticias. El sector que menos creció fue el industrial que apenas lo hizo en un 0,9% durante el primer semestre. Este es un resultado preocupante para una fuente tan importante en la generación de empleo formal y bien remunerado. No obstante, el comportamiento de la industria en nuestra región muestra signos diferentes. Por ejemplo, una buena noticia para el Valle del Cauca es que el sector de ingenios, refinerías de azúcar y trapiches creció el primer semestre del 2014 en un 18,6%, una recuperación notoria si se compara con lo ocurrido con la caída del 6,4% que presento ese subsector industrial durante el primer trimestre de 2013. El subsector industrial de Productos de la refinación del petróleo cayó un 8,8% durante el primer semestre del año. Otro resultado que sorprende es el crecimiento tan bajo del sector de explotación de minas y canteras, el cual creció durante ese período el 1,7%. Los resultados muestran claramente que la locomotora minera se está agotando. Este sector no seguirá jalonando el crecimiento económico de Colombia en el mediano plazo. De otra parte, la construcción se está convirtiendo en la nueva locomotora de la economía colombiana. En el mediano plazo se espera que este campo se dinamice con la cuarta generación de vías que inicia su construcción, al igual que la vivienda. Sin embargo, este ramo no puede convertirse en una fuente permanente de crecimiento económico, siempre existe un límite “físico” para el crecimiento de la construcción en un país. Por otro lado, la industria es la candidata ideal para convertirse en un motor permanente del crecimiento económico y de la generación de buenos empleos, pero ese sector en conjunto está creciendo muy lentamente. Ojalá el aumento del dólar experimentado durante los últimos meses se pueda trasformar en un repunte de la industria nacional. De esta manera el ritmo de crecimiento de la economía colombiana se podría mantener, no obstante el contexto internacional. (Columna de opinión publicada en los portales América Economía y Avance Financiero)

miércoles, 10 de septiembre de 2014

Contrabando, un problema prioritario

El contrabando es un gran problema que afecta de manera directa o indirecta a todos los colombianos. La magnitud de este en Colombia es claramente grande. El flagelo no deja registros y al actuar en la clandestinidad hace difícil su medición. No obstante, en la más reciente estimación de la Dian se encontró que para el 2012, el contrabando representaba el 10 por ciento de las importaciones legales. Y los productos que son más contrabandeados son: las confecciones, la gasolina, los licores, el arroz, el calzado y los cigarrillos. Si bien no contamos con información de la magnitud del fenómeno en el Valle del Cauca, la Dian estima que los productos que más entran como contrabando por las costas vallecaucanas son las confecciones, los textiles y armas. Por Nariño (tanto costas como la frontera con Ecuador) ingresa, en su mayoría, arroz, textiles, cemento, insumos para el narcotráfico y armas. El contrabando crea un círculo vicioso que alimenta a actores del conflicto y la criminalidad. Pero concentrémonos en los problemas económicos más evidentes. Al entrar contrabando, los productores nacionales tienen que competir con productos con menores precios que no pagan impuestos. Esta es una competencia desleal que puede parcial o totalmente aniquilar sectores de la economía. Por ejemplo, el contrabando de calzado que llega al Valle ha terminado por hacer inviables a pequeñas empresas de la región. Esto implica una disminución en los puestos de trabajo disponible para los caleños. Pero no solo los industriales y los puestos de trabajo formales se ven afectados. El Gobierno Nacional, departamental y municipal también se ven afectados. Por ejemplo, el comercio ilegal de licores y cigarrillos impide al Gobierno departamental recolectar los impuestos que financian la salud y la educación de los vallecaucanos, el de gasolina afecta el recaudo de la sobretasa a la gasolina que se destina a recuperar la malla vial de los municipios. Todos perdemos y una cantidad pequeña de personas al margen de la ley se favorecen. Pero ese beneficio de los ilegales trae consigo problemas de crimen asociado al ajuste de cuentas y otros crímenes necesarios para garantizar que ‘ese negocio’ siga funcionando. No hay muchas experiencias internacionales exitosas para combatir el contrabando que sirva como receta mágica. La experiencia internacional muestra que las medidas más exitosas implica la cooperación entre los entes nacionales relacionados. La coordinación entre entidades como la Dian, la Policía Fiscal y Aduanera, la Policía de Carreteras, la inteligencia del Estado, la marina, y la Fiscalía es un factor de éxito necesario para disminuir el contrabando. Por otro lado, la educación sobre los efectos del contrabando podría ayudar a desestimular la demanda por esos productos ilegales quitándole espacio a este delito. Otro factor que ha demostrado ser útil para combatirlo es la cooperación entre las autoridades competentes de diferentes países. La evidencia internacional muestra que la guerra contra el contrabando no la gana un solo país. Solo si existe voluntad política para combatir el contrabando en los países de origen, tránsito y destino se puede reducir este fenómeno. En ambos frentes, aún hay muchas tareas pendientes que tendrán que convertirse en prioridad para esta administración que inicia. (Esta columna de opinión fue publicada en el diario económico Portafolio el 10 de septiembre de 2014)

La nueva reforma tributaria: Soluciones transitorias para problemas estructurales.

Dos cambios estructurales grandes en las finanzas públicas colombianas hacen inminente una reforma tributaria este año. El primero es la caída en el ingreso proveniente del petróleo. Por razones de orden público, técnicas y de mercado el gobierno colombiano no está recibiendo lo que se esperaba del sector petrolero. Es decir, esa fuente de ingresos no es tan grande como se esperaba y en el corto y en el mediano plazo solo se ve un panorama negativo en este frente. Por otro lado, por el lado de los gastos, es evidente la necesidad de financiar la ambiciosa agenda de inversión en infraestructura y en gasto social; y en especial, la inversión social necesaria para el posconflicto. Para ponerlo en otros términos, tenemos que gastar más y estamos recibiendo menos ingresos de los que necesitamos. Si esto ocurriese en un hogar, lo evidente sería reducir los gastos e intentar aumentar los ingresos de manera permanente. Es decir, lo sano es buscar una solución de largo plazo: una solución estructural para un problema estructural. Si bien los detalles de la nueva reforma tributaria aún no son claros, hay dos puntos que han sido anunciados por el Ministro de Hacienda. La reforma contemplará mantener el tributo del 4 por mil a las transacciones financieras y aumentar la base y la tasa del impuesto al patrimonio. Antes de entrar en el detalle vale la pena mencionar dos características que tienen estos dos tributos en común. Primero, los dos tributos fueron creados en coyunturas en las cuales se necesitaban apagar incendios y fueron creados con destinación especifica e inicialmente por un tiempo determinado. No tenían la intensión de convertirse en tributos permanentes. Segundo, ambos tributos tienen en común que buena proporción de economistas concuerda en que ambos son antitécnicos. Y por esa misma naturaleza de antitécnicos, se habían pensado como tributos transitorios, que permitieran apagar un incendio y no tributos permanentes. Por su naturaleza antitécnica, se había iniciado el desmonte del 4 por mil y el periodo de pago del impuesto al patrimonio ya había terminado. Ahora, en un problema de perdida de credibilidad se propone mantener ambos tributos. Tributos transitorios que se están convirtiendo en permanentes para resolver problemas estructurales. En el caso del 4 por mil se anuncia la necesidad de seguir aplazando su desmonte. Es decir, se “patea” el problema para adelante. Será la siguiente administración quien decidirá si se acaba el 4 por mil o lo sigue empleando y aplaza su abolición nuevamente. Este tributo al gravar los movimientos financieros genera un desincentivo a los colombianos a emplear el sistema financiero. El tributo estimula el uso del efectivo en contravía a todas las tendencias mundiales. Por el lado del impuesto al patrimonio la propuesta es mantenerlo por cuatro años más (hasta el 2019), subir la tasa de 1.5% al 2.25% anual y al mismo tiempo ampliar la base. La propuesta de ampliar la base implica que ya no solo será pagado por los colombianos y empresas con activos netos mayores a mil millones, sino aquellos con patrimonios por encima de 750 millones. Otra vez un impuesto antitécnico y diseñado para una coyuntura se extiende. Y será la próxima administración quien tendrá que decidir si continua con este tributo. El impuesto al patrimonio tiene varias inconvenientes. La razón de considerar este tributo antitécnico es que por un lado le cobra impuestos a los ahorros de las personas y empresas en Colombia. Es decir, desestimula la acumulación de activos. Esto no es conveniente pues la acumulación de activos es la que permite en parte el crecimiento de una economía. Por otro lado, este tributo implica cobrar dos veces impuestos a la misma actividad. Por ejemplo, cada año cuando una persona recibe sus ingresos paga impuesto de renta. En otras palabras, una proporción de sus ingresos van a financiar el gobierno. Y eso está bien. Ahora si el individuo o la empresa les sobra recursos después de cubrir sus gastos y el pago de impuestos, esos excedentes típicamente se convierten en ahorro, en activos. El impuesto al patrimonio hace a las personas pagar nuevamente sobre esos excedentes. Una doble tributación. Es posible encontrar muchos más argumentos por los cuales los dos impuestos generan malos incentivos en la economía colombiana y por eso se consideran antitécnicos. Si bien es entendible que este tipo de impuestos son necesarias en situaciones extraordinarias cuando se tienen que apagar incendios coyunturales, no es entendible porque se emplean tributos que deben ser coyunturales para resolver problemas estructurales. Esta es la gran contradicción de esta nueva reforma. Se trata de perpetuar tributos antitécnicos, esa no es la vía para mantener unas finanzas públicas sanas a largo plazo y mantener la competitividad del país. (Esta columna de opinó fue publicada en el Diario El País de Cali el miércoles 10 de septiembre de 2014)

martes, 6 de mayo de 2014

Colombia: sorpresa en la decisión del Banco de la República

Columna de opinión publicada en América Economía

La innovación es el gran reto para la economía actual

Sin ninguna duda, la innovación es una de las claves para que una economía crezca. En especial mantener un crecimiento continuo y sostenible solo se puede lograr con la innovación. A punta de extracción y transformación de recursos naturales únicamente no se puede construir una senda de crecimiento económico sustentable a largo plazo. Es más, la innovación típicamente tiene la característica de generar mayor valor agregado y, por tanto, riqueza. Como queramos medir la inversión en investigación y desarrollo tanto pública como privada es baja para el nivel de desarrollo de nuestro país. Si empleamos las cifras del Banco Mundial, para 2011 (último año disponible) el mundo destinaba 2,1 % de su PIB en investigación y desarrollo; es decir, en investigación básica, investigación aplicada y el desarrollo experimental. Pero hay una gran dispersión. Por ejemplo, Estados Unidos destina el 2,77% de su PIB, Alemania el 2,8%, Francia el 2,25%, Japón el 3,26%, Corea del Sur el 3,74% y Finlandia el 3,78%. Latino América destina solo 0,8 % de su PIB para investigación y desarrollo. Pero aún en nuestra región hay grandes diferencias. Según la misma fuente, Brasil destina 1,2%, México 0,46%, Chile 0,42 %. ¿Y Colombia? Según las cifras del Banco Mundial, destinamos tan solo 0,18%. Otras fuentes de información reflejan resultados similares. Ahora, si por el lado de la inversión en investigación y desarrollo estamos rezagados, por el lado de los productos de investigación y las patentes también nos encontramos relativamente lejos de países de la región. Existe un hecho claro, sin recursos para investigación y desarrollo la innovación de manera sistemática será muy difícil. También es claro que la inversión en investigación y desarrollo no solamente se realiza por parte del sector público. El sector privado es uno de los grandes abanderados de dicha investigación en países como Finlandia, Japón y Corea del Sur, el sector privado es responsable de la mitad o más de la inversión realizada. ¿Por qué? Muy sencillo, la industria de esos países ha visto cómo esa inversión es rentable, cómo dicha inversión genera oportunidades de crecimiento y oportunidades para no salir del mercado. En Colombia, la relación entre universidades, centros de investigación y la industria no despega. La innovación que genera un crecimiento sostenible debe ir más allá de crear nuevos empaques, o modificaciones marginales de un producto determinado. La innovación que genera un crecimiento sostenible es la innovación en los métodos de producción, en los nuevos materiales empleados, en las nuevas categorías de producto. Lejos estamos de esto en nuestro país. En Colombia, aún son escasos los ejemplos de firmas que obtienen una alta rentabilidad de su inversión en investigación y desarrollo. No obstante, el tema de la innovación se ha puesto de moda, cada vez se presentan en el país mas seminarios sobre el tema, llegan mas gurús de innovación. Pero ni la inversión ni los productos de esta despegan como es deseable. Es más, parte de las regalías fueron destinadas a inversión en Ciencia y Tecnología, pero el tema es una tarea aún pendiente. Lastimosamente, es un tema que está ausente del debate político. Ni en la campaña de las elecciones parlamentarias ni en las presidenciales, el tema sale a relucir. Este es un gran reto para el sector industrial quien debe ayudar a poner sobre la mesa el tema de la innovación, tanto actuando como moviendo la agenda pública. (Esta columna de opinión fue publicada por el Diario La República el 5 de mayo de 2014)

lunes, 10 de febrero de 2014

El Valle debe ser el epicentro colombiano de la Alianza del Pacífico.

Una de las ventajas de la Alianza del Pacífico es que es un bloque comercial que parece estar conformado por países muy parecidos. A diferencia de Mercosur o la Unión Europea, esta alianza integra economías relativamente parecidas. Chile, Colombia, México y Perú parecen no solo tienen economías relativamente parecidas, sino grados de desarrollo no tan diferentes. Y esto hace que la Alianza tenga tanto potencial para Colombia. A diferencia de los tratados de libre comercio que han firmado estos cuatro países con países desarrollados como Estados Unidos, esta alianza tiene dos grandes aspectos que sobresalen. La primera es que va más allá de tratados de libre comercio. Es decir, no solo se trata de un acuerdo que reduce los aranceles y otras barrares al comercio, sino que tiene como objetivo lograr una integración que implica desde compartir embajadas en lugares remotos del mundo hasta integrar los mercados accionarios y de capitales. La alianza pasa por acuerdos políticos y de movilidad que implica desde eliminar los visados entre los miembros hasta la creación de un fondo de cooperación. Es decir, se busca la construcción de un bloque que sincronice el comportamiento de las cuatro economías. Algo parecido a la Unión Europea, pero no tan ambicioso. La segunda diferencia es que las acciones conjuntas tiene una clara intencionalidad y no es simplemente un sueño de integración latinoamericana. La intencionalidad clara desde la creación de la Alianza del Pacífico en 2011 es la de lograr la vinculación comercial del bloque con la región Asia-Pacífico. Es decir, el foco claro de la Alianza se encuentra en el Pacífico y no en Europa o Estados Unidos (el Atlántico). Es precisamente este foco en la región Asia- Pacífico que hace que el Valle del Cauca sea la región colombiana que mayor provecho le debería sacar a la Alianza. Las razones son apenas evidentes. No solamente el Valle posee el puerto más grande sobre el pacífico, sino que es la región más cercana al Pacífico que posee el aparato productivo mas modernos y la mejor infraestructura vial. Por otro lado, la séptima cumbre de la Alianza del Pacífico que se realizó en Cali en 2013 fue muy simbólica. Ésta ratificó que el Valle era la región colombiana llamada a liderar el proceso de integración de la Alianza Pacífico. Dicha cumbre convirtió a Cali en la capital del pacífico y demostró el porqué Cali es la llamada a convertirse en la capital colombiana de esta alianza. La cumbre sirvió para continuar la construcción del imaginario de la región pacífica y para convencer a propios y extraños de la necesidad de reconocer el potencial del pacificó como región. Además quedó de manifiesto la necesidad de intensificar las inversiones en infraestructura y sociales en el pacífico colombiano y en especial en Buenaventura. Es tal vez por eso que en el Valle, y en especial en Cali, nos hemos sentido algo incomodos por escoger a Cartagena como la sede de la octava cumbre de la Alianza del Pacífico. Vale la pena recordar un poco la historia de las sedes de las cumbres. La primera se realizó en Lima, el puerto peruano más importante sobre el Pacífico. La segunda fue en la ciudad mexicana de Mérida que se encuentra en el estado de Yucatán sobre el Golfo de México (mar caribe). La tercera cumbre fue virtual. La quinta fue en la ciudad portuaria de Antofagasta, sobre el Pacífico en el norte de Chile. La sexta cumbre se realizó en el puerto español de Cádiz sobre el Océano Atlántico. Está ha sido la única cumbre que no se ha realizado en un país miembro pleno y tenía como objetivo dar al bienvenida a España, Australia, Canadá, Nueva Zelanda y Uruguay como nuevos miembros observadores de la Alianza. La sexta cumbre se efectuó en Santiago de Chile a orillas del Pacífico. La séptima cumbre fue organizada en Cali. Ahora la octava cumbre se organiza en el caribe colombiano en Cartagena. Si bien no todas las cumbres se realizan sobre el pacífico o cerca de este, si es cierto que la mayoría lo ha sido. Pero retornando la molestia de la elección de la ciudad sede. Si es claro que la escogencia de la sede se convierte en un mensaje y en símbolo importante para la construcción y consolidación de imaginarios. El simple hecho que los lideres políticos, empresariales, gremiales y académicos de la región manifiesten esa inconformidad muestra lo importante que fue para Cali ser sede de la cumbre del Pacífico. Para la región es claro que en el pacífico está nuestro futuro y las oportunidades de desarrollo económico. Así, está sobre nuestra mesa y en la agenda de la región la necesidad de seguir construyendo ese imaginario de la región pacífico y consolidar el liderazgo nacional sobre esta Alianza. Es por eso que el Valle a diferencia de otra región en Colombia siente más propia esta Alianza. Y una cumbre de la Alianza Pacífico es para nosotros mucho más que un evento más organizado en la región. Es cuestión de nuestra posición en el Pacífico y nuestro futuro. (Esta columna de opinión fu publicada en el diario El País de Cali el lunes 10 de febrero de 2014)