La falta de movilidad martiriza a todos los ciudadanos de las grandes ciudades al hacer cada vez más complicado el desplazamiento al interior de estas. El problema de la falta de movilidad no es únicamente las molestias asociadas o el no poder emplear el carro; el problema es también económico.
Los trancones no sólo representan desplazamientos más costosos en tiempo, combustible, desgaste de los vehículos y más contaminación, sino que también representan mayor dificultad para realizar negocios y que la actividad económica florezca.
En los próximos días el norte y el oeste de la ciudad empezarán a experimentar una disminución en la movilidad aún mayora la que vivimos hoy, gracias al inicio de algunas obras. Esto agravará la situación de movilidad de toda la ciudad.
Los ciudadanos tendremos que resignarnos a los altos costos en tiempo y otros recursos que implicarán estas obras. Pero en este caso es importante tener en cuenta que la razón para aceptar esta disminución en la movilidad es permitir que en el mediano plazo los tiempos de desplazamiento disminuyan o por lo menos no sigan aumentando al ritmo que ha corrido los últimos años. Así, cuando estemos en los nuevos trancones tendremos que pensar que estamos invirtiendo nuestro tiempo y paciencia hoy, para tener una mejor movilidad en el mediano plazo. Ojalá esta inversión de recursos, de nuestro tiempo y paciencia traiga altos rendimientos en términos de mejor movilidad. El tiempo y la gestión de la administración y contratistas nos dirá si esa inversión valió la pena.
(Una versión de este artículo de opinión fué publicado en el Periodico quincenal El País Norte del 12 de agosto página 8.)
jueves, 16 de septiembre de 2010
(La movilidad) Un asunto económico
Etiquetas:
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tiempo de desplazamiento
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