viernes, 18 de diciembre de 2015

FED y dólar en Colombia

La Reserva Federal de los Estados Unidos, mas conocida como la FED, acaba de subir las tasa de interés en Estados Unidos pasando de 0,25% 0,50%. Esta decisión está causando gran revuelo en la economía mundial y en Colombia. Para entender el porqué de este revuelo es importante tener en cuenta dos puntos importantes. Primero, hay que recordar que la FED, quien es equivalente al Banco de la República en Colombia, establece una tasa a la cual se remunera los dólares que depositen los bancos en las arcas del Banco Central de los Estados Unidos. Esa tasa termina afectando las demás tasas de interés en los Estados Unidos y por extensión al resto del mundo. Segundo, la FED no subía la tasa de interés desde 2006. En junio de 2006 la tasa de la FED era de 5,25% y en ese entonces la FED decidió empezar a bajar las tasas para reactivar la economía norteamericana que estaba desacelerando. Después con la aparición de la crisis financiera de 2008 y la depresión que está trajo, la FED decidió seguir bajando la tasa hasta llegar a un mínimo histórico de 0.25%. Es decir, la FED prácticamente no remuneraba a la gente por tener dólares ahorrados. Esta decisión no tenía precedente. Pero se entendía que una situación tan delicada como la crisis financiera implicaba medidas arriesgadas. Así, la FED apostó a poner su tasa casi cerca de cero para que las demás tasas en la economía norteamericana bajarán. Y así ocurrió. La apuesta era que la gente se siguiera endeudando para comprar casas, para mantener el nivel de consumo y que las empresas pudieran tener acceso a dólares a un costo muy bajo. Es decir, que el dólar fuera abundanete, que circulara que no se quedara en las arcas de los bancos. Hoy, después de casi diez años parece que la apuesta de la FED funcionó, la crisis financiera parece estar lejos y todos los indicadores económicos mostraban una solida recuperación de la economía norteamericana. Por otro lado, dada la información disponible desde 2014, la FED había anunciado desde inicio del 2015 que esperaba subir la tasa en este año. En otras palabras, había anunciado que la era de unas tasas bajas estaba por desaparecer. Y pasaba el año y no ocurría, pasaban los meses y la FED aplazaba el aumento anunciado de tasas. Por eso ayer, en la última reunión de la FED del año, la mayoría de analistas esperaban el aumento de la tasa. La FED tenía que cumplir su promesa. Y lo hizo. ¿Qué consecuencias tendrá esto a nivel internacional? Por un lado, es muy probable que este aumento de las tasas no tenga un efecto grande inmediato. Literalmente todo el mundo estaba esperando que esto pasara. Y por eso los mercados financieros ya estaban preparados para este aumento. En otras palabras, no fue sorpresivo el aumento y por eso no debería generar grandes sobresaltos. Como decimos los economistas, esa alza ya estaba descontada. O sea ya se había asimilado antes que hubiese ocurrido. Lo que si es claro es que la época de tasas de interés bajas y de una abundancia relativa de dólares en el mundo se acabó. Ahora, es relativamente más rentable tener dólares que hace unas semanas, pues la tasa en dólares ha subido. Los efectos finales dependerán de lo que la FED haga el próximo año. Depende de cuánto más aumente la tasa. En Colombia, esto implica que la demanda de dólares puede aumentar aún más si la FED sigue aumentando su tasa el próximo año. Y el aumento de la demanda de dólares y la caída en los dólares que tenemos disponibles en Colombia por los bajos precios de los hidrocarburos, haría esperar que el precio del dólar en Colombia siga subiendo el próximo año. Así dos cosas son claras para Colombia, la época de tasas de interés bajas ya pasó y las presiones para que el dólar siga subiendo no desaparecerán en 2016. (Esta columna de opinión fue publicada en el período el País de Cali el 17 de diciembre de 2015)

lunes, 9 de noviembre de 2015

¿Qué significa el alza en tasas?

La Junta del Banco de la República tomó la decisión de subir la tasa de interés de intervención en 50 puntos básicos. Es decir, la tasa llegó a 5,25 %. En la anterior reunión la junta subió la tasa 25 puntos básicos, después de algo más de un año de mantener la tasa constante en 4.5%. Aumentos superiores a 25 puntos básicos son muy raros. Típicamente los miembros de la junta del Banco de la República se reúnen el último viernes de cada mes y resuelven tomar alguna acción de política económica. Lo común es que decidan si mantienen constante, suben o bajan la tasa de interés que el Banco de la República paga a los bancos para recibirles dinero. La importancia de esa decisión radica en que la tasa de interés actúa como una herramienta que ayuda que la inflación aumente o caiga. Básicamente la decisión de la junta depende de si sus miembros tienen suficiente evidencia para creer que los precios están creciendo más de lo que deberían y por tanto generando inflación. Cuando la junta espera que la inflación crezca, típicamente ésta aumenta la tasa de interés. El aumento debería desestimular el endeudamiento y por tanto la demanda interna disminuirá. Al disminuir la demanda interna, la presión sobre el aumento de los precios bajará y se espera que finalmente la inflación seda. Así, cuando la junta decide aumentar la tasa de interés de intervención es claro que se está esperando una aceleración en la inflación. Por otro lado, el monto en el que se aumenta la tasa manda un mensaje de que tan fuerte se espera que sea el aumento de la inflación que se quiere evitar. ¿Por qué la decisión de aumentar 50 puntos básicos es inesperada? De las aproximadamente 190 reuniones que ha tenido la junta en este siglo (una por cada mes del siglo), 67 veces se ha decidido modificar la tasa de intervención. 34 veces se decidió aumentar la tasa y las restantes 33 veces se bajó. De las veces que la Junta ha decidido aumentar las tasas, solo tres veces ha aumentado la tasa más de 25 puntos básicos. En enero y en abril de 2003 la tasa fue aumentada en 100 puntos básicos. Y ahora en Octubre de 2015 se sube la tasa en 50 puntos básicos. Es decir, este es un aumento anormal. Lo normal es que la tasa aumente 25 puntos básicos, por eso en la última reunión se estaba esperando un aumento de 25 puntos y no de 50 puntos. Ese aumento tan grande manda una señal clara. Es necesario controlar la inflación antes que se desboque. Desde hace unos meses ya era evidente que la inflación al final del año sobrepasaría al rango meta de 2 a 4%. Para el mes de septiembre, la inflación acumulada ya era de 4.76%. En otras palabras, la meta de inflación de este año no se cumplirá y poco efecto tendrá lo que haga la Junta en lo que resta de este año. Y peor aún el escenario para el logro de la meta de inflación para el próximo año no es el más alentador. El aumento del dólar ha presionado los precios internos de los importados y cualquier aumento en la tasa de cambio presionará la inflación al alza. El fenómeno del niño aumentará los precios de los alimentos y el costo de la energía. El aumento de la energía y de los insumos importados tarde o temprano implicarán que los precios de los bienes y servicios aumentarán el próximo año. Las expectativas de inflación están aumentando. Es decir, el escenario no es bueno. La junta del Banrep está mandando la señal de que hará lo necesario para que la inflación no se desboque. Es más la misma Junta comunicó el viernes pasado que está dispuesta a vender dólares con el “fin de moderar aumentos injustificados de la tasa de cambio”. Esta decisión era impensable hace unos meses. Probablemente durante los próximos meses observaremos cómo el Banrep continuará aumentando la tasa de interés a un ritmo que no se había visto antes. Lo que es claro es que el próximo año tendremos un año con tasas de interés altas y con un crecimiento económico relativamente bajo. (Esta columna de opinión fue publicada en el diario El País el sábado 7 de noviembre de 2015)

jueves, 8 de octubre de 2015

Cali: responsabilidad fiscal, la prioridad

En estos días que los caleños nos preparamos para elegir un nuevo alcalde, los debates de los candidatos son abundantes. En la mayoría de los casos se escucha a los candidatos proponer obras, subsidios, más programas sociales y en algunos casos hasta rebaja de impuesto predial. Pero poco se discute de dónde saldrán los recursos. No se discute de la responsabilidad de tener unas finanzas públicas sanas y de las limitaciones que se tienen. Los caleños no debemos olvidar que la Administración de Cali experimentó al final de los noventa y principios de este siglo un fuerte apretón en su presupuesto y en el tamaño de esta. A diferencia de Bogotá, Medellín, Barranquilla y Bucaramanga, durante la última década a Cali le tocó restringir sus gastos y su inversión en infraestructura. Esto se reflejó en la calidad de vida de los caleños. No hay duda que las últimas dos administración de Cali han venido saneando las finanzas de la ciudad. En 2008, la administración Ospina recibió una ciudad con un saldo de deuda de 567 mil millones de pesos y unos ingresos tributarios que estaban siendo gestionados por un privado (SIcali). Para finales de 2007, el saldo de deuda correspondía aproximadamente 87 veces los ingresos corriente del municipio. De hecho, el límite establecido por el Ministerio de Hacienda para considerar a un municipio sostenible es una razón de 80 entre la deuda y los ingresos corrientes. Así, la deuda no era sostenible. Esta situación implicó que i) la ciudad no pudiera endeudarse más para hacer inversión y ii) el servicio y el pago del capital de la deuda se convirtiera en prioridad y se llevara una gran tajada del presupuesto de la ciudad. No es gratuito que el gasto social, la inversión en malla vial y la inversión en infraestructura sufrieran un atraso en la ciudad. Ese atraso en gran parte se debe a un manejo no responsable de las finanzas públicas de la ciudad. La administración Guerrero recibió las finanzas con un indicador de deuda sobre ingresos corrientes de 49 en 2011. Y en vez de reiniciar con el endeudamiento, se continuó con el pago de la deuda. Se destinaron del orden de 66 mil millones de pesos anuales para abonar a la deuda. En 2014, la razón entre deuda y los ingresos corrientes llegó a 22. Muy por debajo del 80 que es el límite para perder el examen establecido por el gobierno nacional. Es decir, ahora la ciudad es sostenible y se puede endeudar para realizar inversión productiva. Pero este logro no solo se dio por el pago de la deuda, sino también por la recuperación del manejo del recaudo de impuestos. El primer año de la administración Guerrero, se tomó la decisión de terminar el contrato con SIcali y trabajar en aumentar la eficiencia en el recaudo. Hoy la ciudad cuenta con unas finanzas más sanas. Y los ingresos tributarios están creciendo. Esto ha permitido que para 2015 el presupuesto sea del orden de los 2.5 billones de pesos. Este presupuesto y esta nueva situación fiscal es un gran reto para la nueva administración que se posesione el primero de enero de 2016. La siguiente administración recogerá los frutos del apretón de las dos administraciones anteriores, y de todos los caleños. El nuevo alcalde tendrá un espacio mayor para inversión en los siguientes años pero también para derrochar si lo desea. Por un lado el servicio de deuda y el pago de capital será menor y por otro tendrá acceso a crédito. Algo impensable en la ciudad en lo corrido de este siglo. El gran reto es aumentar la inversión del municipio empleando recursos propios y deuda. Al mismo tiempo que se mantiene un manejo responsable del endeudamiento. Esta no es una tarea fácil. Las necesidades en infraestructura vial, educación, vivienda y programas sociales son muy grandes. La maya vial tiene un atraso grande, la movilidad de la ciudad se encuentra en riesgo. La ampliación del sistema de transporte masivo está parada. Los indicadores sociales de la ciudad, si bien están mejorando, aún hay mucho trecho por avanzar. En fin hay muchos frentes por cubrir y los recursos son escasos. Pero la siguiente administración tendrá una oportunidad que no tuvieron las últimas cuatro administraciones. Ahora existe un espacio fiscal más amplio. Y esto implica mucha responsabilidad en el gasto y en asignar las prioridades. También mucha responsabilidad en no derrochar los recursos y no malgastar el “ahorro” y esfuerzo de las anteriores administraciones y en especial el de los caleños. La responsabilidad en últimas está en manos de los electores caleños. (Una versión más corta de esta columna de opinión fue publicada en el diario Portafolio de Bogotá el 8 de octubre de 2015)

viernes, 2 de octubre de 2015

Manejo fiscal, clave para el nuevo alcalde.

En estos días que los caleños nos preparamos para elegir un nuevo alcalde, los debates de los candidatos son abundantes. En la mayoría de los casos se escucha a los candidatos proponer obras públicas, subsidios y en algunos casos hasta rebaja de impuesto predial. Pero poco se discute de dónde saldrán los recursos. De la responsabilidad de tener unas finanzas públicas sanas. No debemos olvidar que la Administración de Cali experimentó al final de los noventa y principios de este siglo un fuerte apretón en su presupuesto y en el tamaño de esta. No hay duda que las últimas dos administración de Cali han venido saneando las finanzas de la ciudad. Para finales de 2007, el saldo de deuda correspondía aproximadamente 87 veces los ingresos corriente del municipio. Es decir, se necesitaban 87 años para pagar toda la deuda si solo se destinara todos los ingresos corrientes a pagar la deuda, esto sin incluir el servicio de la deuda. ¿Qué tan grave es este número? El límite establecido por el Ministerio de Hacienda para considerar a un municipio viable financieramente es una deuda de 80 veces los ingresos corriente del municipio. Es decir, la situación era muy delicada. Esta situación implicó que i) la ciudad no pudiera endeudarse más para hacer inversión y ii) el servicio y el pago del capital de la deuda se convirtiera en prioridad y se llevara una gran tajada del presupuesto de la ciudad. No es gratuito que el gasto social, la inversión en malla vial y la inversión en infraestructura sufrieran un atraso en la ciudad. Ese atraso en gran parte se debe a un manejo no responsable de las finanzas públicas de la ciudad. La administración Guerrero recibió en 2011 una deuda de 49 veces los ingresos corrientes. Es decir, una ciudad otra vez viable. Y en vez de reiniciar con el endeudamiento, se continuó con el pago de la deuda. Se destinaron del orden de 66 mil millones de pesos anuales para abonar a la deuda. En 2014, la deuda es solo 22 veces los ingresos corrientes. Es decir, ahora la ciudad evidentemente es financieramente sostenible y se puede endeudarse para realizar inversión productiva. Este es un gran reto para la nueva administración que se posesione el primero de enero de 2016. El apretón de las dos administraciones anteriores, y de todos los caleños, dará sus frutos para la siguiente administración. Es decir, el nuevo alcalde tendrá un espacio mayor para inversión en los siguientes años. Por un lado el servicio de deuda y el pago de capital será menor y por otro tendrá acceso a crédito. Algo impensable en la ciudad en lo corrido de este siglo. El gran reto es aumentar la inversión del municipio empleando recursos propios y deuda. Al mismo tiempo implica mucha responsabilidad en no derrochar los recursos y no malgastar el “ahorro” y esfuerzo de las anteriores administraciones y en especial el de los caleños. La responsabilidad en últimas está en todos nosotros al momento de elegir. Debemos elegir un nuevo alcalde responsable fiscalmente. (Este artículo de opinión fue publicado en el diario El País de Cali el 2 de octubre de 2015)

lunes, 14 de septiembre de 2015

Presupuesto 2016: Una gran oportunidad para la ciudad de Cali

Sin duda las últimas dos administración de Cali han venido saneando las finanzas de la ciudad. En 2008, la administración Ospina recibió una ciudad con un saldo de deuda de 567 mil millones de pesos y unos ingresos tributarios que estaban siendo gestionados por un privado (SIcali). Para finales de 2007, el saldo de deuda correspondía aproximadamente 87 veces los ingresos corriente del municipio. Es decir se necesitaban 87 años para pagar toda la deuda si solo se destinara todos los ingresos corrientes a pagar la deuda, esto sin incluir el servicio de la deuda. De hecho el límite establecido por el Ministerio de Hacienda para considerar a un municipio sostenible es una razón de 80 entre la deuda y los ingresos corrientes. Así, la deuda no era sostenible. Esta situación implicó que i) la ciudad no pudiera endeudarse más para hacer inversión y ii) el servicio y el pago del capital de la deuda se convirtiera en prioridad y se llevara una gran tajada del presupuesto de la ciudad. La administración Guerrero recibió las finanzas con un indicador de deuda sobre ingresos corrientes de 49 en 2011. Y en vez de reiniciar con el endeudamiento, se continuó con el pago de la deuda. Se destinaron del orden de 66 mil millones de pesos anuales para abonar a la deuda. En 2014, el indicador de sotenibilidad llegó a 22 (la razón entre deuda y los ingresos corrientes). Es decir, ahora la ciudad es sostenible y se puede endeudar para realzar inversión productiva. Pero este logro no solo se dio por el pago de la deuda, sino también por la recuperación del manejo del recaudo de impuestos. El primer año de la administración Guerrero, se tomó la decisión de terminar el contrato con SIcali y trabajar en aumentar la eficiencia en el recaudo. Hoy la ciudad cuenta con unas finanzas más sanas. Y los ingresos tributarios están creciendo. Esto ha permitido al sumarle a los ingresos tributarios las transferencias de la nación el presupuesto de gastos de la ciudad para 2015 sea del orden de los 2.5 billones de pesos. Este es un gran reto para la nueva administración que se posesione el primero de enero de 2016. Si bien el presupuesto para 2016 se encuentra en estos momentos en trámite en el concejo municipal, este será muy similar al de 2015, continuando con una posición conservadora y responsable en el manejo de los recursos. El apretón de las dos administraciones anteriores tendrá sus frutos para la siguiente administración. Es decir, el nuevo alcalde tendrá un espacio mayor para inversión en los siguientes años. Por un lado el servicio de deuda y el pago de capital será menor y por otro tendrá acceso a crédito. Algo impensable en la ciudad por dos décadas. El gran reto es aumentar la inversión del municipio empleando recursos propios y deuda. Al mismo tiempo que se mantiene un manejo responsable del endeudamiento. Esta no es una tarea fácil. Las necesidades en infraestructura vial, educación, vivienda y programas sociales son muy grandes. La maya vial tiene un atraso grande, la movilidad de la ciudad se encuentra en riesgo. La ampliación del sistema de transporte masivo está parada. Los indicadores sociales de la ciudad, si bien están mejorando, aún hay mucho trecho por avanzar. En fin hay muchos frentes por cubrir y los recursos son escasos. Pero la siguiente administración tendrá una oportunidad que no tuvieron las últimas cuatro administraciones. Ahora existe un espacio fiscal más amplio. Y esto implica mucha responsabilidad en el gasto y en asignar las prioridades. También mucha responsabilidad en no derrochar los recursos y no malgastar el “ahorro” y esfuerzo de las anteriores administraciones y en especial el de los caleños. (Esta columna de opinión fue publicada en el diario económico La República el 12 de septiembre de 2015)

domingo, 5 de julio de 2015

Empleo: La ciudad va en la dirección correcta.

Sin duda, la noticia sobre el mercado de trabajo en Colombia es buena. La tasa de desempleo para marzo se ubicó en 8.9%, frente a un 9.7% en 2014, 10.2% en 2013 y 10.4% en 2012. Si se considera lo ocurrido en el primer trimestre, encontramos que la tasa de desempleo nacional fue de 10.8%, también más baja que el 11.5% del año pasado. Es más, para las trece ciudades más grandes del país se encuentra que para el primer trimestre en promedio se tienen 362 mil ocupados más, 47 mil menos desocupados y 52 mil subempleados menos. Es decir, la desaceleración de la economía colombiana no parece estar afectando la buena tendencia en la generación de más empleos y mejores. Por el lado de la ciudad de Cali, los resultados no son tan buenos, pero hay resultados para destacar. Por un lado, en promedio para el primer trimestre la tasa de desempleo fue de 13%; la tasa octava tasa de desempleo más alta. Solo ciudades como Cúcuta, Armenia, Quibdó, Ibagué, Florencia, Pereira y Tunja tienen tasa de desempleo más altas que Cali y su área metropolitana. Por otro lado, Medellín presentó para el mismo período una tasa de desempleo levemente inferior a la de Cali, 12.4%. Ahora bien, las otras tres principales ciudades presentaron tasas de un solo dígito; Bogotá 8.9%, Barranquilla 8.7% y Bucaramanga 9.7%. Es decir la tasa de desempleo en Cali es la más grande de las 5 principales ciudades del país y aún sigue siendo de dos dígitos. No obstante los esfuerzos del gobierno nacional focalizados en Cali, la tasa sigue siendo alta. Pero todo no son noticias malas. La tasa de desempleo en Cali mantiene una tendencia a disminuir. La tasa promedio del 13% para el primer trimestre de 2015 contrasta con una de 15.1% en 2014 y 16.8 en 2013. Si comparamos esta tendencia con lo que curre con las otras 4 principales ciudades, encontramos que sólo en Bogotá la tasa de desempleo disminuyó. En Medellín, Barranquilla y Bucaramanga la tasa de desempleo está aumentando frente al año anterior. En estas ciudades parece que la desaceleración económica está teniendo su efecto sobre el mercado laboral. Al comparar el primer trimestre de 2014 con el 2013, encontramos que 43 mil caleños entraron a la población económicamente activa. Es decir, 43 mil personas más estaban participando del mercado de trabajo frente al mismo trimestre de 2013. Por otro lado, 66 mil caleños mas tenían empleo en el primer trimestre de 2014 frente a 2013. Esto es una buena noticia, al comparar esta cifra con los 47 mil nuevos ocupados que se generaron en Cali entre el primer trimestre de 2014 y 2013, y los 27 mil entre el primer trimestre de 2013 y 2012. Es decir, la tendencia en generación de empleo en la ciudad es buena y aparentemente el aparato productivo ya cogió impulso. Es más Cali es responsable por el 18.14% del aumento en los ocupados en las trece principales ciudades. ¿Qué sectores han generado estos nuevos empleos? El 53.3% (35 mil nuevos ocupados) de los nuevos ocupados corresponden al sector “Comercio, hoteles y restaurantes”. Este sector claramente está pasando por un buen momento. Es importante recordar que entre el primer trimestre de 2014 y 2013 ese sector solo produjo 6 mil nuevos empleos. Así, los 35 mil nuevos empleos generados entre el primer trimestre de 2014 con el 2013 son muestra del gran empujón que le está dando este sector a la generación de empleo. Pero la buena tendencia no solo paró en este sector, el de “Servicios comunales, sociales y personales” generó el 14 mil nuevos empleos (21.1% de los nuevos empleos), frente a 15 mil durante el mismo período del año anterior. Por otro lado, la industria aportó 6 mil nuevos empleos (aproximadamente el 9% de los nuevos puestos cada sector). Los resultados de la industria son relativamente buenos, considerando que en el mismo período del 2013 se crearon 4 mil empleos y en 2012 se destruyeron 12 mil. Así las cosas, las cifras de empleo en la ciudad si bien no son las mejores la tendencia es buena. Desde 2001, la tasa de desempleo promedio trimestral (trimestre móvil) más baja fue de 10.1% para el periodo octubre-diciembre 2007. Es decir, por mas de una década no hemos experimentado una tasa de desempleo de un solo dígito. Nuestros resultados están lejos de la meta del gobierno nacional de mantener una tasa de desempleo de un solo dígito. No obstante, las nuevas cifras empiezan a mostrar una tendencia positiva del aparato productivo de la ciudad para generar empleo. La economía caleña ya parece haber cogido impulso. Aún hay un gran trecho para alcanzar las metas deseadas, pero por lo menos ya se ve una tendencia positiva. Ahora será necesario mantener esta tendencia independientemente del ambiente internacional. (esta columna de opinión fue publicada en el diario El País de Cali el sábado 2 de mayo de 2015)

lunes, 30 de marzo de 2015

PIB 2014: resultados no tan malos, pero la tendencia preocupa.

Los resultados del crecimiento económico para el 2014 son relativamente buenos. En especial si se considera el contexto internacional. En ese escenario el crecimiento del PIB colombiano del 4,6% para todo el año es un crecimiento relativamente alto. Este crecimiento es superior al de países de la región que ya reportaron el dato para el 2014. Por ejemplo, Perú y México crecieron un 2,4% y 2,1%, respectivamente. Este crecimiento es superior también al de los Estados Unidos (2,4%), Canadá (2,5%), Alemania (1,6%), España (1,4%) y Francia (0,4%). Así como se venía observando en las cifras parciales del año, el sector de la construcción jalonó este crecimiento de toda la economía con un aumento de 9,9% en 2014. Claramente, en 2014 se apagó la “locomotora” minera, al presentar ese sector una caída del 0,2% en su PIB durante el 2014. Las razones ya son ampliamente conocidas y será muy difícil esperar un cambio en ese sector durante 2015. Por otro lado, la industria que había presenta un comportamiento negativo en el primer semestre, logró pasar el año raspando con un crecimiento del 0,2% durante 2014. Los sectores que presentaron un comportamiento relativamente bueno fueron el sector financiero (crecientito del 4,9%), Comercio, reparación, restaurantes y hoteles (crecimiento del 4,6%) y Transporte (crecimiento 4,2%). Sin embargo, como lo hemos venido reiterando en los últimos meses si bien la foto que muestran estas cifras es relativamente buena, cuando se mira la película entera (la tendencia) la historia no es tan buena. Es decir, la tendencia que muestran las cifras no es buena. El crecimiento del PIB se está desacelerando o en el mejor de los escenarios el crecimiento se mantendrá al mismo nivel. En 2013 el crecimiento fue del 4,9% y en 2014 pasamos al 4,6%. Para no reiterar lo ocurrido con el sector minero-energético y las exportaciones, preocupa que la fuente del crecimiento más solida que tiene la economía colombiana sea el sector de la construcción. Ya hemos experimentado las consecuencias de una economía que no diversifica sus fuentes de crecimiento. El sector de la construcción no puede convertirse en una fuente permanente de crecimiento económico, siempre existe un límite “físico” para el crecimiento de la construcción en un país. Por otro lado, la construcción de infraestructura depende fuertemente de la buena salud de las finanzas públicas. En este orden de ideas, la dinámica de este sector depende en buena parte de los subsidios para la construcción de vivienda y la financiación del gobierno central de las obras. Y lastimosamente, el ambiente internacional está poniendo en riesgo las fuentes de ingresos del gobierno colombiano. Si bien aparentemente los gastos del gobierno ya están financiados para el 2015, ya se hace urgente una nueva reforma fiscal para mantener el ritmo de gasto en 2016. Así, no se puede esperar que existan los mismos recurso disponibles para mantener el crecimiento de este sector en el mediano plazo. Adicionalmente, se esperaría que los sectores agrícola e industrial se convirtieran en el motor natural de la economía colombiana. Pero, el panorama no parece bueno. El PIB del sector agrícola creció en 2013 un 5,2% y en 2014 un 2,3%. Es decir, se está desacelerando. El sector industrial por su parte pasó de una caída del 0.1% en 2013 a un leve crecimiento del 0,2% en 2014. La industria es la candidata ideal para convertirse en un motor permanente del crecimiento económico y de la generación de buenos empleos, pero aún no reacciona ese sector. En resumen, si bien los resultados no son malos y se pueden considerar sobresalientes en el ambiente internacional, las cifras claramente muestran una tendencia de desaceleración de la economía colombiana. Toda la información muestra que si continua la tendencia, el 2015 no será tan bueno como los anteriores. Es evidente que los años de las “vacas gordas” en las finanzas del gobierno central y en el sector minero-energético se están acabando. Se necesita una clara política económica para mantener la senda de crecimiento y los logros en temas de empleo. 2015 no será un año fácil para mantener la economía colombiana a niveles de crecimiento alrededor del 4,5%. (Una versión de esta columna de opinión fue duplicada en el Diario El País de la ciudad de Cali el 23 de marzo de 2015)

martes, 13 de enero de 2015

Ecuador: pone en riego las exportaciones de la región en 2015

El año ha iniciado con una noticia que debe encender las alarmas en nuestra región. El 5 de enero, el gobierno de Ecuador fijó un derecho aduanero del 7% sobre el valor de todos los productos originarios de Perú, y del 21% para los productos de Colombia. Esto en la práctica significa que hoy los productos exportados desde Colombia a Ecuador costar un 21% adicional. Las razones para tomar esta medida pueden entenderse por la coyuntura que está viviendo ese país, pero claramente son arbitrarias y tendrán un efecto adverso en nuestra región. Para entender la situación que precipita a Ecuador tomar una decisión tan agresiva e injusta frente al comercio colombiano, hay que entender tres aspectos. Primero, desde 1999 en Ecuador se emplea como moneda de cambio el dólar. Es decir, los ecuatorianos no tiene una moneda propia y por tanto todos los precios internos están en dólares. No hay una tasa de cambio que funcione como colchón de lo que ocurre en el resto del mundo. Esto implica que cuando en Colombia el dólar sube de precio en un 24% (como lo hizo en 2014), y todo lo demás se quedará igual, entonces los productos colombianos serían un 24% más baratos que antes para los ecuatorianos. Y los productos ecuatorianos serán un 24% mas caros que antes para los colombianos. Fenómeno similar ocurre con Estados Unidos. Esto no ocurre con otros países como Perú o México, pues en esos países el dólar también está aumentando de precio y esto hace que el efecto del aumento del precio del dólar en Colombia se cancele. Es importante aclarar que el aumento del precio del dólar no fue producto de una medida del gobierno colombiano. En Colombia el precio del dólar depende de las leyes del mercado. Es más por años el gobierno intentó sin éxito “influir“ en el mercado del dólar para que su precio subiera. En otras palabras, la dolarización en Ecuador hace que dicho país no pueda amortiguar los impactos de un aumento del precio del dólar frente a casi todas las monedas del mundo. Segundo, para Ecuador el petróleo representa aproximadamente el 50% de las exportaciones. Esto implica que en 2015, por un lado Ecuador le estarán entrando muchos menos dólares por sus exportaciones por la caída del precio del petróleo. Así, Ecuador tendrá sustancialmente menos dólares para pagar sus compras al exterior. Esto pone a la economía ecuatoriana en un riesgo de balanza de pagos. Tercer, según las cifras del Banco Central del Ecuador, entre enero y octubre de 2014 Colombia es al tercer país que más le vende productos Ecuador con un 8% de la importaciones ecuatorianas. Solo sobrepasan a Colombia, Estados Unidos con el 32% y China con el 12% de las importaciones ecuatorianas. Al poner estos tres aspectos juntos es claro que el gobierno ecuatoriano intenta disminuir a la fuerza las importaciones para evitar un problema en su balanza de pagos. Subir los aranceles a los productos de Estado Unidos implicaría iniciar una guerra comercial con el principal comprador de productos ecuatorianos. Subir los aranceles de los productos chinos, implicaría iniciar una pelea con el principal inversionista en Ecuador (no es coincidencia que el presidente Correa se encontrará en China cuando se toma esta medida contra Colombia). Es más, China sería la fuente de recursos para tapar el hueco que dejará la caída de las exportaciones petroleras en Ecuador. Este escenario no justifica para nada la medida de fijar un derecho aduanero del 7% sobre el valor de todos los productos de Colombia. ¿Cuáles son las consecuencias sobre la región? Hasta el tercer trimestre de 2014, Colombia había exportado a Ecuador aproximadamente US$1.370 millones. Y la región suroccidental (Valle, Cauca y Nariño) exportó en ese mismo período US$ 324 millones. Es decir, nuestra región representa aproximadamente el 24% de las exportaciones Colombianas al Ecuador. Es más, Ecuador representa el 17% de las exportaciones de nuestra región. Solo es superada por las exportaciones a Venezuela ( con un peso del 19% en todas las exportaciones de la región). La situación de Venezuela es otra historia aparte. En este escenario, o el gobierno colombiano emplea a fondo su diplomacia para revertir la medida arbitraria de los ecuatorianos o las exportaciones de nuestra región tendrán que buscar otros destinos para poder mantener su dinamismo y poder aprovechar las ventajas que dan un dólar 24% más alto que hace un año. (Una versión de esta columna de opinión fue publicada el 13 de enero en el diario el Pais de Cali)

martes, 6 de enero de 2015

Inflación del 2014: asegura la credibilidad del Banco de la República.

La inflación del 2014 fue de 3.6% . Este resultado se ajustó a la meta que estableció el Banco de la República para dicho año (banda entre el 2% y 4%). El logro de la meta se debe a diversa causas, entre ellas se encuentra la política monetaria del Banco de la república. En especial es importante destacar la política del Banco de la República, que está cumpliendo su meta. Esto no ha sido siempre así. Es importante hacer algo de historia. Es importante recordar que el banco empezó a fijar rangos como metas de inflación desde el año 2002. Es decir ya hay una tradición de 13 años con un rango meta para la inflación. De esos 13 años, 7 veces se ha cumplido el rango y 6 no. En 2001 el emisor fijó una meta para 2002 entre 5.0% y 6.0%. Pero la inflación fue 0.99 puntos porcentuales por encima de la meta. En 2003, el rango meta se mantuvo y no se cumplió, en ese año la inflación estuvo 0.49 puntos porcentuales por arriba del rango. Tras dos años continuos de no cumplir la meta, en 2004 el rango meta se mantuvo y se cumplió por primera vez (5.5%). Para 2005, la banda para la meta se disminuyó pasando entre 4.5% y 5.5%. Dicha meta se cumplió en 2005 (inlfación de 4.85%). Así, el Banrep decidió disminuir de nuevo el rango meta situandose entre 4.0% y 5.0%. Meta que se cumplió en 2006 (inflación de 4.48%). En otras palabras, tres años seguidos de aciertos en la meta. Pero ahí paró esa primera racha de aciertos. El cumplimiento de la meta de 2006 llevó al Banco a reducir la banda meta para 2007 entre 3.5% y 4.5%, pero la inflación en 2007 se ubicó 1.2 puntos porcentuales por encima del rango de inflación (5.7%). Para 2008, la meta se mantuvo y la inflación fue de 3.17 puntos porcentuales por encima de la banda. En noviembre de 2008 el Emisor aumentó el rango de la meta para el 2009 entre 4,5% y 5,5%. Esta meta fue fijada tras reconocer que no se cumpliría la meta si se mantenia al nivel que se traía. La inflación de 2009 fue de 2%, por fuera del rango. Pero esta vez, la inflación estubo por debajo del rango. En otras palabras, el periodo 2006 a 2009 fue de incumplimientos de la meta de inflación. Desde finales de 2009, el Banrep estableció que para 2010 el rango meta para la inflación sería una banda más baja entre el 2% y 4%. Ese rango meta se ha mantenido desde ese momento y será el mismo para el 2015. En dicho año, la inflación fue de 3.17%. El rango meta se mantuvo para 2011 y 2012. En 2011, la inflación fue de 3.7, cumpliendose de nuevo la meta. Y el 2012 la meta se cumple nuevamente con una inflación de 2.4%. Es decir, una racha de 3 años de cumplimiento del rango meta. Para el 2013, el Banco mantiene su meta en el rango de 2.0% y 4.0% y la inflación se ubica un punto por debajo del rengo meta (inflación de 1.9%). Para el 2014, la inflación regresa a estar en el rango meta. Es importante resaltar que el cumplimiento de la meta de inflación en 2014 hace que se mantenga la credibilidad de las metas fijadas por el Banco para el 2015. Ese es un activo invaluable para el país. Cuando la meta de inflación es creíble, ésta sirve como guía para la formación de expectativas de los ciudadanos colombianos; pero si ésta no es creíble la meta no se tomará en cuenta por parte de los empresarios al momento de fijar precios, ni por los asalariados al momento de renegociar sus contratos. Es importante tener en cuenta, que la meta de inflación es un ejercicio de pronosticar el comportamiento futuro de los precios, los cuales dependen de innumerables factores. La inflación no se puede determinar por decreto. Si las proyecciones no se cumplen (o se alejan mucho de la realidad), la siguiente proyección pierde credibilidad y el público en general no emplea esa información para tomar decisiones. Por otro lado, si las proyecciones se acercan a la realidad de manera sistemática, éstas terminan siendo creíbles y por tanto una fuente de información importante para la toma de decisiones. Si bien el dato de inflación es una buena noticia, la mejor noticia para el país es la consolidación de la credibilidad del emisor. Esta credibilidad es tal vez de los activos más importantes del país y de las mejores cartas de presentación en el exterior frente a inversionistas. (Una versión más corta de esta columna de opinión fue publicada en el diario El País de Cali el 6 de enero de 2014)